Don’t stop dancing

Pero al menos ahora, de madrugada, no pierdo la pequeña esperanza de que así sea.

Llego a casa en esta noche sin luna
[aunque no he mirado al cielo ni una sola vez]
Mr. Blue sigue resonando melódicamente
en mi cabeza.
Recojo la ropa de la cama,
el desorden de la mañana, 
los resquicios del ayer.
Una imagen que antes reposaba sobre la pared, 
yace ahora en el suelo.
Estaba muy guapa.
No puedo evitar pensar que cuando me tomaron
esa fotografía, 
era inmensamente infeliz.
Supongo que así nos enseñan a vivir, pensando
que en el dolor reside la belleza.
Y pasamos errando el resto de nuestra existencia, 
hasta que un día, nos damos cuenta de que
nada de eso importa: 
hemos estado perdiendo el tiempo.

Bebo agua lentamente, de esta forma parece
que el recipiente no está casi vacío.
Bebo despacio porque así siento que es suficiente.
Sigo teniendo sed, pero, simplemente,
dejo de pensar en ello.

Las pastillas sobre la mesita de noche.
Solo quedan dos. Tengo que comprar más.
Descubro una pequeña araña junto a mi cama
y la golpeo nerviosa 
soy alérgica a su veneno.
Ella cae sin saber yo adónde.
Puede estar entre mis sábanas;
puede picarme esta noche.
Puede que, si yo no hubiera intentado matarla,
ella no habría tratado de morderme.
O quizás sí.
Ya nadie sabe.
Pronto olvidaré este incidente
aislado en el tiempo 
o pasaré el resto de mi vida
lamentándome por él…
Todo depende de si la araña me pica esta noche.

No sé si mañana estaré mejor.
Pero al menos ahora, de madrugada, 
no pierdo la pequeña esperanza de que así sea.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *