El 10 que pudimos ser

Andamos por ahí buscando un Mesías —iba a escribir “Messías”, la culpa es del periodismo— que nos haga creer que otra cosa es posible. No mejor ni peor, otra nomás.

Hace 10 días que me pregunto por el ’10’ que vi el otro día en la pantalla de mi celular. La búsqueda de culpables de nuestra desgracia es nuestro segundo pasatiempo favorito. El primero, desde luego, la búsqueda del Messías —Mesías, carajo, Mesías.

Ese ’10’ traía una playera amarilla y jugaba en México. Primero creía que era el del América en los ochenta y decidí que se trataba de Eduardo Bacas. ¿De verdad Eduardo Bacas hizo todo lo que esa serie dice que hizo? No fue gran cosa, nada más impresionar a Fernando Signorini (el preparador físico de Diego Armando Maradona, el único ser que ha trabajado directamente con Diego y con Lionel Messi) y provocó a Diego, al grado de ser amenazado por él.

Luego leí que era un juvenil. Por descarte de fechas tampoco pudo ser Cuauhtémoc Blanco. Blanco tenía 13 años en 1986 y el jugador de Maradona: Sueño Bendito está en sus veintes. ¿Quién fue? ¿Fue realmente? ¿Hubo un ’10’ mexicano del América amenazado por Maradona para que deje de ridiculizar a la Selección de Argentina?

El futbol está lleno de dieces que fueron espectaculares en su juventud, y ese número representa al Mesías. 

Las Pastillas del Abuelo lo escribió y lo canta mejor que nadie. “Y Jesús dijo ‘me voy, de tácticas ya no hablo, pero un consejo les doy: la pelota siempre al ’10’ y ocurrirá otro milagro'”. El dorsal de la esperanza y de la indolencia de los otros 10 jugadores.

¿Y si el que estábamos esperando se fue al carajo después de la amenaza de Maradona? ¿Y si en el América no lo dejaron acercarse ni volver a jugar contra Argentina para no incomodar al invitado de lujo? ¿Y si le pasó algo más? ¿Y si su sueño sólo era impresionar a Diego y luego dedicarse a otra cosa?

El ’10’ también es un repartidor de dudas cuando no cumple las expectativas generadas después de una actuación digna.  

¿Y qué hay de nuestros sueños? ¿Y qué hay de nuestras irresponsabilidades? ¿Y qué hay de lo que pudimos ser?

¿Y si sólo fue un pretexto de quien escribió una serie llena de pretextos e imprecisiones para provocar que alguien en México hablara de eso?

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