Desde la oscuridad infinita del espacio escénico surge poco a poco la luz que permite observar una conversación entre padre e hija. Andrés y Ana hablan primero tranquilos, después tensos; él es terco, ella se muestra comprensiva, pero ambos están atrapados en la confusión que solo el tiempo y la vejez imponen. Es el inicio del fin, la traición de la memoria y la desolación de ver al ser amado perderse desde su interior.
El Padre, puesta en escena presentada en el Teatro Fernando Soler y dirigida por la gran Angélica Rogel, transmite la terrible angustia de un hombre que va perdiendo la lucidez, mientras confunde su realidad y trastoca irremediablemente la de su hija. Se trata de la adaptación de la obra original del director y escritor francés Florian Zeller, que desde el 2012, se ha montado en más de 50 países, después de su estreno en el teatro Théâtre Hébertot, en París. En México, es la segunda oportunidad para disfrutarla, después de una adaptación previa por Salvador Garcini en 2018, con Ignacio López Tarso y Érika Buenfil.
Producida por Alejandro Gou, Óscar Uriel y Guillermo Wiechers, El Padre reflexiona sobre la vejez de forma conmovedora y brutal; la escenografía de Jorge Ballina e iluminación de Ingrid Sac consiguen poner al espectador al centro de una memoria que se va difuminando, con claroscuros, borrosas elipsis de tiempo y un escenario que se queda vacío paralelamente al desgaste físico y mental del protagonista.
Andrés no podría ser mejor interpretado por nadie más. La leyenda del teatro Luis de Tavira ofrece una actuación entrañable, con momentos que causan en el público risas nerviosas y lágrimas ineludibles. El también dramaturgo, director, ensayista y pedagogo mexicano de 75 años entrega una cátedra de arte dramático en un escenario sobrio pero cargado de emotividad, con un personaje que deambula sobre las tablas provocando igual tierna empatía que terror desconcertante. Auténtica leyenda viviente, Luis de Tavira ha dirigido más de 100 obras en México y el extranjero, recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 2006 y la Medalla Bellas Artes en 2019.
Artista dedicado a la labor social del teatro, de Tavira es autor también de textos como El espectáculo invisible, Teatro es tono y Hacer teatro hoy, extensa obra que va de la complejidad del experimento al rastreo del teatro puro, influenciado por Bertolt Brecht. Su trabajo como docente ha sido medular en los centros de formación teatral de México, un discurso pedagógico reconocido en España, Estados Unidos y América Latina. Es un privilegio absoluto para cualquiera poder ver sobre el escenario a Luis de Tavira en El Padre, la intensidad de su interpretación provoca aplausos de pie y que más de un asistente se enamore ahí mismo del poder de la actuación.
Fernanda Castillo, por su parte, se muestra totalmente contenida entre la desesperación y la angustia de Ana, la mujer que debe lidiar no solo con el quiebre paulatino de la psique de su padre, sino también con eventos laborales y de pareja que complican su vida. Castillo, célebre por series como El señor de los cielos (2013) y comedias familiares del cine mexicano actual, se muestra segura al interior del espacio escénico, transmitiendo la confusión que le provocan las acciones y palabras de su padre.
Cuando Ana mira a Andrés a los ojos, trata de escudriñar su alma, deseando entender un desgaste mental que es imparablemente cruel. ¿Puede haber algo más aterrador? La memoria de su papá se esfuma y Ana no puede hacer nada. Fernanda Castillo no es ninguna improvisada en el arte teatral, pues ha participado en obras como Cabaret, Hoy no me puedo levantar (2006) y Siete Veces Adiós (2002). El paso del teatro musical al drama más profundo se siente orgánico para la joven actriz, teniendo en El Padre instantes de una potencia emotiva insoportable, resultado de la crudeza y el dolor que exhiben la fragilidad de la naturaleza humana.
Fernanda Castillo y Luis de Tavira se ven arropados por un elenco secundario puntual y certero: Pedro de Tavira, Emma Dib, Ana Sofía Gatica y Alfredo Gatica, actores y actrices de teatro que en su fusión ecléctica de estilos y edades, estimulan en la audiencia lo mismo que al personaje de Andrés: añoranza por la juventud, miedo a la violencia inaudita, turbación ante la muerte y el caos de una existencia engañosa. El Padre resulta un estudio vivo sobre la demencia y la triste desconexión con la realidad, además de destacar los daños colaterales que emergen en la familia, ante el deterioro de la salud física y mental de los ancianos.
La versión cinematográfica de El padre (2020), protagonizada por Anthony Hopkins y Olivia Colman, consiguió dos premios Oscar en las categorías de Mejor actor y Mejor guion adaptado, texto escrito por Christopher Hampton y el propio Florian Zeller, quien por cierto estuvo presente en una de las primeras funciones de El Padre en México, afirmando que, de todas las versiones que existían de su obra alrededor del mundo, la mexicana sin duda era una de las mejores. Parte de una trilogía teatral que incluye La Madre y El hijo, esta puesta en escena de Zeller ha sido elogiada por los diarios The Guardian y The Times como “una de las mejores obras de la década” y “la mejor obra de teatro del año”.
En la Ciudad de México, El Padre se presentará desde el 17 de noviembre hasta el 21 de enero de 2024, en el Teatro Fernando Soler del Centro Teatral Manolo Fábregas, los viernes a las 20:30 horas, sábados a las 18:00 y 20:30 horas, y domingo a las 18:00 horas. Se trata de una experiencia teatral imprescindible, ocasión perfecta para apreciar de forma viva y palpitante el relato intimista, reflexivo y trágico sobre la vejez. Un recordatorio de nuestra propia fragilidad y efímera existencia.
Ficha técnica:
El Padre (The Father) – 2023
Dirección: Angélica Rogel
Escenografía: Jorge Ballina
Iluminación: Ingrid Sac
Música original: Hans Warner
Vestuario: Natalia Seligson
Diseño gráfico: Ernesto Moncada
Fotografía: Alberto Hidalgo
Productor ejecutivo: Diego Flores
Producción: Alejandro Gou, Óscar Uriel y Guillermo Wiechers