El sol no sale igual para todos

Los huesos se rompieron. Nada más que decir.

[Nota de la autora: esta es la historia real de varios jóvenes de São Gabriel da Cachoeira (Brasil), municipio con un bajo nivel adquisitivo, crisis de identidad cultural, enormes tasas de adicción a sustancias y prostitución, así como elevados índices de suicidio juvenil. Está ocurriendo ahora, en muchas partes del mundo, en este preciso momento.]

He nacido en la pura desnudez 
de la floresta
de los ríos 
de las cataratas
Para Bruno, la vida era un mito.
Daniela era mala porque el mundo así lo quiso
¿o quizás fue su familia?
Patrick tenía 16 años cuando decidió 
que no tenía nada más que decir.
Y se dibujó como un esqueleto andante,
sin más carne que herir,
lleno de huesos por romper.
Carolina retrataba barcos que se hundían 
en la soledad de un mar tranquilo.
Se hundían hasta el fondo,
[muy al fondo]
sin que nadie lo notase.
Diego, que pensaba que la vida se dividía
en dos caminos:
uno alegre y otro triste,
se ahorcó una mañana de otoño.
Sin que nadie lo notase.
Los huesos se rompieron.
Nada más que decir.

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