El paso traslúcido entre la vida y la muerte, habitar la carne, saber que vamos a morir. Venimos con ese propósito y aún así vivimos, sin resignación, en un mar de incertidumbre. Nadamos o nos hundimos, a pesar de la fuerte marea, con ímpetu.
Erotismo eres tú, soy yo, es la disposición de un parpadeo, el suspiro fugaz de la petit mort. Una latitud corpórea entre lo intelectual y el placer. Las sábanas en guerra, sed, un jadeo, la piel erizada, la seda empapada, una fuente que emana saliva. Despertar sin ganas de despertar. Tumbarme en una alfombra conocida mientras el deseo me apunta a contraluz, acariciarme a mí misma, el calor del fuego, un pensamiento en el abismo, que viene y que va.
El sudor, la taxidermia, lo abyecto, lo no correcto, silencio. La sensualidad del desierto, la vibración de tu voz, desnudez buscada, la sangre esperada. Ser yo sola sabiendo que algún día ya no seré.
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