Por: Montecristo.
Hace un año me hicieron una entrevista. La primera pregunta fue: “¿Qué es lo que más deseas en la vida?” Mi respuesta: “Encontrar a la mujer de mi vida y ser felices juntos”. La chica que me entrevistaba quedó pasmada: “Pensaba que ibas a decir: encontrar un trabajo que me llene, o viajar mucho, o… no me esperaba para nada esto”.
No es la única, ni mucho menos. A lo largo de muchos años, especialmente cuando me he relacionado con gente más joven que yo, siempre me he encontrado esta incomprensión. Mucha gente simplemente no concibe que el amor sea lo más importante para ti, en una época en la que nos bombardean con mensajes que claman contra este tipo de amor romántico.
A veces incluso parece que la liberación sexual se haya convertido en una obligación. Yo he tenido sexo una sola vez y en buena parte fue por el enorme estigma que pesa sobre los hombres vírgenes. Me gustó, pero no me llenó. Sabía que no era lo que buscaba. Ni siquiera lo considero “mi primera vez”, sino una especie de episodio piloto emitido por requerimiento de la audiencia.
Antes de esto, pasé unos días visitando a una amiga que vive lejos. Dormía en su cuarto, nos despertábamos y desayunábamos juntos, le preparé un pastel para su cumpleaños y fuimos a hacer turismo juntos. Como hacer vida de pareja sin ser pareja. Esos momentos cotidianos con una amiga me llenaron muchísimo más que aquel rato de sexo con una chica que ni siquiera me gustaba. Entonces tuve claro que realmente solo el amor, y no el sexo, es lo que me importa.
Y paradójicamente, es también por este motivo que cuesta tanto encontrarlo. Porque parece que el amor ya no importa, que debemos considerarlo como un complemento y no como algo central en nuestras vidas. Las personas que consideramos el amor como una prioridad somos vistas como seres débiles y anormales por quienes hay que sentir desconfianza o una profunda pena. Si eres mujer, te querrán concienciar de que el amor es algo tóxico creado para someter a las mujeres. Si eres hombre… ni siquiera te considerarán como tal, porque es bien (falsamente) sabido que los hombres somos independientes y nos basta con el éxito profesional para sentirnos felices.
Peor considerado aún es esforzarse por conseguir este amor. Entonces te bombardean con frases prefabricadas del estilo “estas cosas llegan cuando no las buscas”, “tienes que estar bien sin alguien para poder estar bien con alguien”, “no sabes la suerte que tienes, disfruta tu libertad”… que solo demuestran la falta de empatía de quien las dice, al ser incapaz de entender que lo que a ellos les parece irrelevante puede ser muy importante para otra persona: la solución no es decirle que renuncie a sus sueños porque tú consideras que estos no son para tanto.
En cambio, si alguien dice que su sueño es encontrar un trabajo que le haga sentirse realizado, o dar la vuelta al mundo, o ganarse un lugar de trabajo público… entonces a nadie, absolutamente nadie, le parecerá mal su esfuerzo, y es más, lo admirará. Os invito a decirle a alguien que busca trabajo que lo encontrará cuando no le busque y que se sienta bien consigo mismo. De paso regaladle un libro de Paulo Coelho y decidle que el universo conspira para ayudarle. Ojalá que os lo estampe en la cara, por todas las veces que me he tenido que refrenar yo de hacerlo.