Categorías
Poesía

Melancolía y belleza

Aquí no hay quien las vislumbre.

¡Qué lugares tan dispares
la melancolía y la belleza!
Lejanas y similares
como el ateo que aullando reza 
solamente por costumbre.

Por favor no las separes
que son el árbol y su corteza,
son la piel y sus lunares, 
el alma humana y su vil tristeza,
son el fogón y su lumbre.

Admíralas: son altares.
Viven ahogadas de simpleza:
ceniza sobre los mares.
Halladas en la naturaleza
aquí no hay quien las vislumbre.

Ámalas, no las compares.
Aunque siempre estén en la pobreza
no se cuentan por millares.
¿De qué sirve su hermosa pureza
si mueren en podredumbre?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *