Falsos comienzos

Me niego a darle poder a las voces ajenas para borrar aquello que en mí está mal.
(O es normal).

Este año está terminando,
y me asustan las personas que incluso ya lo han dado por finalizado.

(A veces, es como si no existiera la última parte del año).

Como si no se me fuera permitido leer el prólogo de algún libro.

—Es tiempo de cerrar ciclos. —todos dicen.

¿Y qué si no quiero olvidarme de todo lo que me envenena el alma?

¿Y qué pasará si no terminó el libro que ahora leo? (Y que pienso en abandonar).

Querido Santa Claus: no cumplí ni un solo propósito de año nuevo (pasado),
me fumé la mirra que dejaron los Reyes Magos;
cambié el oro por un chico de ojos lindos que me cambió
por un par de piernas bronceadas en la arena.

El incienso lo conservo debajo de mi almohada para dormir en las noches
que mi corazón también planea abandonar mi frágil cuerpo.

En unos días será primero de enero y no estoy lista para comenzar de nuevo.
No quiero desenredar mis raíces bajo mi ropa y dejarlas por el camino de la carretera.

No quiero olvidar el verano que dejó un pozo profundo en mi bolsillo y la sonrisa que
fragmentó mi corazón.

Aún no he cosechado los lamentos bajo mi tierra.
Ni mi mirada ha huido al mar para renacer en una perla.

No quiero deberle mis comienzos a una fecha sobrevalorada.
Una última noche demasiado romantizada.
Este año no he pedido nada.
Y es una lástima, porque lo perdí absolutamente todo.

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