El mito tiene diversas variantes. Todas coinciden en los datos más estrictos, pero en algunos que suelen no ser tan puntuales las fuentes varían; por ejemplo: ¿fue la loba luperca o el fauno lupercio quien rescató a los gemelos?
De cualquier manera, la esencia del mito no varía en lo absoluto…
“La leyenda cuenta que Eneas, el héroe troyano, logró huir de la ciudad cuando fue destruida por los griegos. Después de un largo viaje con muchas vicisitudes llegó finalmente a la región del Lacio en Italia, donde fundó la ciudad de Alba Longa, a mediados del siglo XII a.C. Allí reinaron por cuatro siglos los sucesores de Eneas, hasta que Numitor y Amulio se disputaron el trono. En la lucha, Amulio derrotó a su hermano y recluyó a su sobrina Rhea Silvia como virgen vestal, temeroso de las profecías que le anunciaban que sus descendientes cobrarían venganza. A pesar de las prevenciones de Amudio, el dios Marte se enamoró de la joven y concibió en ella dos niños gemelos: Rómulo y Remo. El rey mandó matar a los niños, pero el siervo encargado del asesinato se compadeció y los dejó a la orilla del río Tíber. Llevados por la corriente, los encontró una loba –Luperca- que los amamantó y cuidó. Hallados poco después por el pastor Fáustulo, éste y su mujer los criaron como suyos, hasta que llegados a la juventud conocieron la verdad y restablecieron en el trono a su abuelo, después de matar a Amulio. En agradecimiento Numitor les otorgó tierras para que fundaran un reino. La fecha aceptada por la tradición fue el 21 de abril del 753 a.C., que se fijó como el año 0 de la cronología romana.”
Se dice, pues, que Rhea Silva (virgen vestal) fue violada por su tío Numitor, quien, al sucederle el trono a su padre, Proca, la abaricia le corrompió, violando a quien fuera su sobrina, la citada virgen vestal.
A Rhea Silva no le quedó más que correr el rumor que el Dios Marte había sido quien junto con ella había procreado. Existen dos posibles coyunturas por las cuales pasó de esta forma, primero: había sido violada por su propio tío, siendo virgen vestal, lo cual agravaba aún más el delito. Además, si bien el porvenir de los niños era demasiado incierto, el presagio del presente era igual de aterrador.
El investigador Jorge Martínez Pinna-Nieto, en su ensayo La madre de Rómulo y Remo explica: “Se trata de un personaje único en toda la tradición latina, del que no existen variantes, pero que ofrece la singularidad de ser conocida con dos nombres, Ilia y Rhea, ambos de origen griego.
La forma Silvia mencionada en ocasiones no puede considerarse como la originaria, ya que actúa en función de nomen gentilicium y es un añadido reciente, consecuencia de su pertenencia a la dinastía albana.”
Así pues, esto nos hace llegar a una temprana conclusión sobre el gran cargo político que tenía dicha mujer, sin justificar la mala acción, pero el atropello se agravaba.
Ella no podía conservar a sus hijos ya que, como se ha expuesto, es una sacerdotisa, y sus hijos son producto de un incesto. Aunque alguna versiones señalan que además de ésta situación la madre nunca mostró interés alguno por sus hijos ni ellos hacia ella, todas las fuentes coinciden en que una vez que los gemelos llegaron a la edad adulta y conocieron su verdadera historia (por llamarle así), lo único que les interesó fue recuperar el trono y la venganza de Numitor, pero jamás la suerte que habría tenido su progenitora o que había sido de ella, si aún vivía o no.
Aquí se desencadena hay algo crucial: es obvio que fue una mujer quien los parió, pero otra quien los crió. Por un lado, hay varias teorías acerca de la proveniencia de Rhea Silva, de quien se especulan varias teorías. El doctor José Antonio Peréz-Rioja expone:
Es la heroína que dio nombre a la capital de Lacio. Sobre su identidad corrían versiones muy diferentes:
- Cautiva troyana que acompañaba a Ulises y Eneas cuando los dos héroes arribaron al Tiber.
- Hija de Ascanio y nieta por tanto de Eneas.
- Esposa de Ascanio.
- Esposa de Eneas y nieta de Hercules.
- Hija de Telemaco y hermana de Latino.
Por su parte, el doctor Manuel Giménez, sobre la criadora opina:
Se decía que dos animales, una urraca y una loba habían alimentado a los dos niños; pero lo que parece más verosímil es que un tal Faustulo, pastor de los ganados del Rey, encontró a los dos niños y fueron criados por su mujer Aca Laurenta, llamada loba a causa de su conducta licenciosa.
El mito es latino, pero pareciera que se quiere arraigar a los propios griegos. Es como si la función de Rhea Silva fuera únicamente concebir a los gemelos, para que después intentarán actuar como héroes. Aunque tal vez lo hagan, al argumento que quiero llegar con esto último que afirmé es que lo que están tratando de hacer es imitar el modelo de héroes griegos.
Ovidio, quien narra el sueño premonitorio que Rhea Silva tuvo, en el cual se avistaba su destino, narra que la mujer al despertarse no estaba inquieta o preocupada por ella, si no por lo que sería de sus hijos, ya que, desde que despertó y buscó un poco desconsolada a su hermana, sabía que tendría que separarse de ellos y, tristemente, no podría si quiera conocerlos.
Por otra parte, la mujer encargada de la crianza, quien responde al nombre de Aca Laurenta es un personaje tan misterioso como el par –de gemelos- que recogió.
De ella se cuentan dos versiones:
La primera es que Hércules gozó de ella, siendo ella nobilissimum scortum, y le aconsejó ponerse a disposición del primer hombre, quien fuera un rico etrusco llamado Tarucio, quien al morir, le heredó toda su fortuna, y ella, a su vez, se la heredó al pueblo.
La segunda, que es la que más encaja en lo expuesto, hace referencia a que ella es esposa del pastor Faustulo, con quien tuvo doce hijos, y crió a los gemelos. Según Dionisio Alicarnaso, Faustulo le entrega los niños a su esposa, quien acababa de perder a uno, a quien sustituyó con Rómulo.
Livio, por su parte, dice que es una prostituta que vivía con el pastor la que se encarga de los gemelos.
En ambas versiones el lugar del entierro de Aca Laurenta coincide.
No olvidemos que la palabra lupa, antes de significar estrictamente <loba> en femenino, significaba <prostituta>. Para los romanos, la prostituta es una <loba> que asecha a su presa en su antro el <lupanar>
Lo primero que debe quedar claro en éste apartado es el término virgen vestal: “Las Vestales servían por 30 años. […] De estos 30 años 10 eran como estudiantes […] los siguientes 10 en servicio, […] y los siguientes y últimos 10 años como maestras de las jóvenes discípulas. Pasados estos 30 años de servicio podían dejar el templo y casarse si así lo deseaban.
Sin embargo la gran mayoría decidía quedarse en la sombra de su servicio dado que allí podrían vivir bajo un gran lujo y comodidad. La tarea más importante de una Virgen Vestal era el mantenimiento y cuidado de la Llama Sagrada en el altar de la diosa Vesta. Esta llama era cuidada por turnos y su pérdida era castigada con la vida de la Vestal, […] Otras tareas de las Vestales radicaban en presenciar varias ceremonias religiosas, especialmente la Bona Dea. […] La purificación de la tierra del Templo, la cual se lograba regándola con agua natural sacada de la fuente dedicada a la ninfa Egeria, tarea que algunas de las Vestales realizarían todas las mañanas. No menos importante era el atesoramiento de ciertas reliquias de carácter religioso como el famosísimo Paladium y el cuidado de documentos estatales y cartas de suma importancia.
Muchos aristócratas confiaban en la secrecía de las Vestales y su inviolabilidad para confiarles sus documentos más importantes. Sorprendentemente, […] las Vestales nunca rompieron los votos de confianza.”
La madre de Rómulo y Remo debería haber llevado si acaso la mitad de dichos años.
En la antigua Roma, casarse y divorciarse era demasiado frecuente y fácil. Según narra Paul Veyne, hacer cualquiera de ambas era un trámite muy sencillo; en el caso del divorcio, bastaba con que alguno lo deseara, es por esto que no debería extrañarnos que se conocieran casos donde los (ex) esposos estuvieran divorciados sin siquiera tener un conocimiento previo.
Las familias, o Gens Romanas estaban constituidas por la esposa, hijas solteras, hijos, hijos adoptivos, casados o no (en caso de estarlo, con sus respectivas esposas, hijos…), incluso parientes más cercanos. No obstante, todos estos estaban sometidos al yugo de un pater familias, quien era siempre su iuris.
Las Gens tenían diversas funciones, de las cuales destacan:
- Aprobar resoluciones que vinculaban a sus miembros
- En caso de haber perdido a los padres, procuraban tutores a los menores de edad
- Heredar propiedades si no se legaban por testamento
- Administraba dichas propiedades para el beneficio común de los miembros
Cabe destacar que el pater familias tenía el control total del derecho de vida y muerte de cada uno de los integrantes de la Gens, así como la de los esclavos y clientes.
En lo que concierne estrictamente al matrimonio, era un acto privado que ningún poder público sancionaba, y con este las mujeres romanas conseguían una posición no alcanzada por las mujeres del mundo antiguo, ninguna otra cultura mostraba tanto respeto hacia sus mujeres. En su propia casa la matrona era la dueña absoluta, de hecho, no estaba confinada en las llamadas “habitaciones de mujeres”, como lo estaban sus análogas griegas.
Los hombres le cedían el paso en la calle, tenía un lugar en los juegos públicos, en los teatros y en las grandes ceremonias religiosas del Estado. Podía prestar testimonio en los tribunales y hasta finales de la República podía incluso ejercer como abogado. Era común que ella administrara su propiedad.
En origen, Roma, como ciudad, empezó siendo nada más que un montón de pueblos aledaños y culminó en la formación de un imperio, no sin antes conocer la monarquía y la república.
Son muchas las fuentes antiguas y modernas que versan sobre esta magnífica ciudad, evento que no es extraordinario como lo que se esfuerzan por retratar en sus páginas los diversos autores.
Son los antiguos tales como Tito Livio, Dioniso Alicarnaso y Apiano quienes dan una referencia basta de esta ciudad, los detalles que proporcionan son precisos, pero no quisiera caer en la redundancia y olvidar la idea principal que aquí expondré; que antes de su majestuosidad que la caracterizó en cada etapa mientras los siglos avanzaban es que, en su origen, antes de ser una experta en el arte de conquistar y vencer enemigos, no fue más que un puñado de aldeas, de migrantes que encontraron ahí una oportunidad para asentarse y, un par de hermanos que buscando sus propios orígenes a su vez a la par que una venganza, regresaron para fundar Roma.
Tito Livio nos cuenta en el primer libro de Ab Vrbe Condita; Las primeras leyendas, Que todo se remonta a la Guerra de Troya; una vez destruida esta otra magnífica ciudad: “…Mientras que el resto de los solados fueron masacrados, Eneas y Antenor […] habían estado siempre a favor de hacer la paz y entregar a Helena. Antenor navegó hasta la parte más alejada del Adriático, junto con un cierto número de los de Eneas […] La fuerza de los de Eneas y los troyanos derrotaron a los Euganos, que habitaban entre el mar y los Alpes, y ocuparon sus tierras. La nación entera fue llamada Venetos.”
“Rómulo traza los límites de la futura ciudad con arreglos a los tradicionales ritos estruscos que exigían que primero se hiciera la “inauguración” o decisión de los dioses sobre si el lugar les place. Realizando ello, unce un arado de bronce con una tercera y un toro, ambos blancos; caminando la primera por el lado interno de las futuras murallas formadas por la tierra caída (murus), se trazaba un zurco (urbus) o foso en torno a un cuadrado o altar (templum); y el arado se levantaba en aquellos lugares en que se hallaban las puertas.
Remo despechado, en son de burla, salta sobre las incipientes murallas y es muerto inmediatamente por Rómulo, que exclama: “Así perezca todo el que intente traspasar los límites de la ciudad”. Según la tradición, esto sucedía el 21 de abril del año 753 a.C.
De acuerdo a esta tradición, los primero habitantes que tuvo Roma fueron criminales que acudieron al llamamiento de Rómulo y por ello carecían de esposas..
Para desgracia propia de lo que creía que encontraría, ninguna de las dos mujeres, ni la progenitora Rhea Silva o Aca Laurenta fueron ocultadas como si fueran mujeres peligrosas. Al contrario, ésta última hasta un día celebre tiene: Las fiestas Laurentianas, que se festejan el 23 de diciembre.
De Rhea Silva muchos autores, tanto clásicos como contemporáneos, han escrito sobre ella.
Así que, en realidad no estaban queriendo ser ocultadas, como yo sostenía, a los romanos no les interesaba que se supiera, lo que en verdad importaba es que el mito prevaleciera y su loba, su amada loba siguiera teniendo el auge que hasta hoy conserva.
Simplemente no era tan trascendente la vida de respectivas mujeres, aunque entre sus historias hubiera vestigios de incesto y violación no sólo física pero un agravio moral, porque lo que en realidad había sido del completo interés era, tanto el mito como lo que el par de hermanos hicieron para erguir Roma.
Por otra parte, profundizando en los temas me encontré con la (no tan) novedad que muchos autores distan en estar de acuerdo. Leía una fuente antigua que sostenía algún argumento y al momento me encontraba con otra moderna que despedazaba dicha postura antes mencionada, sin exentar claro los debates de mismos temas entre mismos modernos o clásicos. Como ejemplo; mientras que los autores de “Así vivían los romanos” presentaban al matrimonio como algo sagrado y venerado que tenía muchas consecuencias para bien en la mujer, el propio de “Sexo y poder en Roma” lo desvirtuaba completamente, casi, a mi punto de vista, tratándolo como algo sin mayor relevancia y como si se tratara más bien de una costumbre un tanto pagana. Pero se contradice cuando habla de la fundación de Roma, ya que ahonda un tanto en los matrimonio de los primeros pobladores de esta ciudad.
Tito, quien es mi autor favorito, no dista tanto en sus relatos con Dioniso Alicarnaso o con Plutarco. Sin embargo, traté de mantener una postura lo más imparcial posible durante el proceso de recopilar información y ante mi propia postura; esperaba algo un poco más novelesco, tal vez alguna narrativa parecida al asesinato de Lucrecia en el libro El Decemvirato, que parece estar inspirado en cualquier novela de nuestra era. En fin, resultaron dos mujeres con una vida completamente opuesta, pues mientras una era sacerdotisa y sostenía una imagen pura y de respeto, la otra, aunque con más versiones, es mostrada bajo el antónimo de prostituta o como una mujer de escasos recursos. Parecieran estar en polos opuestos, pero la figura de ambas debería estar latente hoy más que nunca. No son distintas a las mujeres de ahora, sus historias siguen bajo esa delgada línea que se oculta donde nadie parece notar el abuso, el daño, la aflicción, una vida coartada.
Bibliografía
Pérez-Rioja, Jose Antonio. Diccionario de símbolos y mitos.
Giménez, Manuel. Diccionario básico de mitología.
Plutarco. Vidas Paralelas, Vida de Rómulo
Veyne, Paul. Sexo y poder en Roma, pág. 130
Veyne, Paul. Sexo y poder en Roma, págs. 132, 134, 135
Whetstone Johnston, Harold. La vida en la antigua Roma, págs. 24,25,57
Espinos, J.- Masiá, Pascual. Así vivían los romanos, pág. 17,19
Livio, Tito. Ab Vrbe Condita. Las primeras leyendas, pág. 4
Guillén, Andrés Eduardo. Sinopsis de Historia de Roma, págs. 8,9,10