Finnegans Wake, la sublevación del lenguaje

Publicado en 1939 por Faber and Faber y escrito durante un periodo de diecisiete años, su sombra persiguió a Joyce desde Ulysses.

Siguiendo la línea de Wittgenstein en Investigaciones Filosóficas, podemos decir que los significados de las palabras suelen darse muchas veces en juegos, donde continuamente ocurren cambios y modificaciones que afectan el sentido original de un término. En Finnegans Wake, de James Joyce, eso sucede todo el tiempo. Su lectura es un apasionante viaje por acertijos, diferencias y paradojas, por la cultura vista desde abajo, desde ese lugar en el que la crítica y la ironía son los elementos de una propuesta estética absolutamente rebelde y desenfadada. Sin duda, la composición fonética del inglés es el componente principal que Joyce manipula. A partir de aquí, no hay una frase establecida, una descripción simple, todas las maneras caben, todas las lecturas fluyen en este río de palabras que es el “Finn”. 

Publicado en 1939 por Faber and Faber y escrito durante un periodo de diecisiete años, su sombra persiguió a Joyce desde Ulysses. Claramente, el Finnegans Wake es producto de un trabajo arduo y de una evolución constante que va más allá de las normas formales del lenguaje. No por nada aparecen alrededor de sesenta idiomas diferentes en él. Ahora bien, la obra está compuesta por cuatro libros, donde el número de capítulos varía. Es decir, el primero tiene ocho y tanto el segundo como el tercero se componen de cuatro. Para terminar con el último, donde aparece el capítulo circular. Así, la influencia conceptual del tratado de Vico, Principi d’una scienza nuova intorno alla natura delle nazioni, navega junto con otros elementos que evidentemente terminan influyendo en la estructura interna de la novela. Después de todo, un sueño que viaja entre Iseult la Belle y Shaun the Post vive al mismo tiempo en la memoria de un teorema de binomios.

Por lo tanto, no hay una lectura privada del Finnegans Wake, más bien es un texto abierto donde cada persona puede encontrar un referente y rescatarlo en una oda al lenguaje mismo, cuya sublevación a través del texto se vuelve elemental. 

Al final, solamente nos queda cantar la gloria de esta obra de Joyce junto con Harold Bloom y Anthony Burguess. Allí, donde se escucha: In the name of Annah the Allmaziful, the Everliving, the Bringer of Plurabilities, haloed be her eve, her signtime, her till be run, unhemmed as it is uneven.

  1. Cfr.Investigaciones Filosóficas, L. Wittgenstein. Ed. CRITICA/FILOSOFÍA del Instituto de Investigaciones Filosóficas UNAM. Edición Bilingüe.
    2. Véase: Finnegans Wake, James Joyce. Ed. Pinguin Books. Cfr. Book 2, Chapter II, Pág.285
     3. Ídem. Cfr. Book 1, Chapter V, Pág. 104.

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