Ighli Vannucchi: el trequartista pescador

El diez, enganche, mediapunta o playmaker es conocido como el trequartista en Italia. En posición, como su nombre lo indica, se coloca en tres cuartos de cancha, entre la línea de los mediocampistas y la de los delanteros. En función, es el jugador encargado de conectarlos, suele ser el diferente, el talentoso, aquel que tocando una vez el balón es capaz de cambiar el partido.

Durante los años ochenta, se hizo común ver en Italia a la mayoría de los equipos contar con un trequartista entre sus filas. Diego Armando Maradona, Michel Platini, Zico, Ruud Gullit, Michael Laudrup, Roberto Baggio, Giancarlo Antognoni y Roberto Mancini fueron algunos de los más talentosos que desfilaron por los campos italianos. Mientras tanto, en Prato empezaba a dar sus primeros pasos uno que nos haría recordar esos años en el siglo XXI. En Prato, una de las ciudades más importantes de la Toscana y mundialmente conocida por la industria manufacturera, desde donde nacen los productos de Gucci, Prada y Ferragamo, es donde nació Ighli Vannucchi en 1977. A los ocho años inició en las juveniles del Maliseti, luego fue al Margine Coperta y a los 16 al Lucchese, donde debutó tres años más tarde en la Serie B.

Dos años, 49 partidos y tres goles más tarde, salió por primera vez de la Toscana, a Salernitana, para jugar en Serie A con el recién ascendido, bajo las órdenes de Delio Rosso. Junto a Ighli, llegó un tal Gennaro Gattuso. Al final terminaron descendiendo, lo que lo llevó de regreso a la Serie B, donde duró una temporada y media, ya que en enero del 2001 fue adquirido por el Venezia, con quienes consiguió el ascenso. Sin embargo, contó con pocas oportunidades en su regreso a la primera división.

Parecía que la decisión de negarse ir al Milan, club que también adquirió a su compañero Gattuso, para ser suplente, había sido mala, hasta que regresó a su Toscana para jugar con el Empoli, el club que le cambió la carrera. Al año y medio, salió cedido seis meses al Palermo, pero no funcionó. En su regreso al Empoli, el equipo descendió y todo inició de nuevo, desde la Serie B, donde en la primera temporada se coronaron para lograr el ascenso a la primera división, que es cuando Italia conoció al mejor Vannucchi.

En la primera temporada, no sólo se salvan del descenso, sino que terminaron en la octava posición, el mejor resultado del club en su historia. Y no paró ahí, ya que la siguiente, capitaneados y liderados por Ighli, con cuatro goles y diez asistencias, consiguieron la séptima posición y se clasificaron para la Copa de la UEFA, algo impensado para un Empoli acostumbrado a perder. Hasta la fecha no se ha repetido.

La experiencia en la Copa de la UEFA fue corta y el equipo terminó descendiendo la siguiente temporada en un año duro, pero poco le podían reprochar a los que habían hecho historia. Estuvieron cerca del ascenso en el regreso a la Serie B, pero fallaron. En el segundo año estuvieron más lejos y Vannucchi dio un paso al costado, rumbo al Spezia de la tercera división. Ahí, las lesiones no le permitieron brillar como se esperaba de acuerdo con el gran inicio que tuvo, pero eso le permitió acercarse a su mayor pasión, la pesca. El mar de Liguria se convirtió en su segundo hogar. Permaneció dos años en el equipo, donde se le vieron buenas actuaciones, pero también encontró su verdadera afición.  

Después jugó un año más en Liguria, con el Virtus Entella, para finalmente regresar a la Toscana para cerrar su carrera, en Lucca, que es atravesada por el río Serchio, primero con el Viareggio y después con el Real Forte Querceta. Nunca jugó con la selección mayor de Italia, pero en las categorías juveniles, a un lado de jugadores como Gattuso, Simone Perrotta y Christian Abbiati, fue campeón de la Eurocopa sub-21 en el 2000, en Eslovaquia, jugando todos los partidos, utilizado más como relevo, porque el titular en su posición era un tal Andrea Pirlo.

Se hizo tan grande su pasión por la pesca que, una vez retirado, se olvidó del fútbol, abrió su página de internet llamada buonapesca.it, sobre anzuelos y cañas.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *