Mario Blázquez y la contraposición de una relación fraternal a través del ballet

Conocer el suelo es una novela que eleva y cae, acerca y distancia, identifica y confronta… De esta forma, muestra una relación entre dos hermanos que se encuentran en esta disyuntiva. Como se puede leer en la sinopsis: «Si tuviera que introducir esta historia, diría que todo lo que cuento sobre mi hermana es cierto, incluso yo, en realidad, soy hijo único».

Toda esta obra se construye con el trasfondo del ballet para intentar tener una imagen nítida, un acercamiento o un simple contacto con su hermana, quien a través de las confluencias de la vida lleva al narrador a intentar conocerse a sí mismo.

Mario Blázquez (Madrid, 1976) ha publicado la novela El mapa del limbo (2015) y, en Editorial Dieciséis, el libro de relatos La noche divide el día (2018). Nuevamente, vuelve a repetir con la misma editorial estrenando su nueva novela Conocer el suelo (2022). En su estilo narrativo se encuentra esa vinculación con lo audiovisual creando una imagen con su escritura, además de las múltiples referencias literarias, musicales y cinematográficas. El escritor madrileño es licenciado en Comunicación Audiovisual y cursó estudios de Fotografía y Cine.

En una de las solapas del libro expusiste dos acepciones de hermano/hermana que dice: «Hermano, na. Del lat. [frater] germanus ‘[hermano] carnal’, der. de germen ‘germen’, ‘brote’. 1. m. y f. Persona o animal que tiene en común con otra el mismo padre y la misma madre, o solo uno de ellos. 7. m. y f. Cosa respecto de otra a que es semejante».

Escogí esas dos definiciones porque, efectivamente, había como siete u ocho acepciones, aunque para el libro me interesaban esas dos. El motivo es, por un lado, la idea de que dos hermanos tienen la misma sangre porque son de los mismos padres y, por otro lado, el hecho de que sean hermanos no tiene porqué ser semejantes. No obstante, me resultaba curiosa esa séptima definición ya que lo puedes usar con tus amistades o con una persona que tienes coincidencias. En este caso en la trama del libro tenemos todo lo contrario y es que estos dos hermanos son diferentes como el ying y el yang, la personalidad contraria del otro en el devenir que hay en sus vidas.

La protagonista es ella.

Lo primero que me planteé al escribir la novela fue el narrador, quién y cómo va a narrar la historia porque supone un cambio en el enfoque de la novela. Si tú escribes la novela en tercera persona pues, obviamente, sabríamos todo de él y de la hermana no habría que ir imaginando porque todos los datos los ofrece el narrador. En mi novela me interesaba que el personaje de él (el narrador) fuera anónimo, él no tiene nombre solo sabemos que es el hermano. Al final es un narrador limitado. Lógicamente sabemos todos los datos de él y lo que piensa en tiempo real. Entonces, él conoce a su hermana a través de esas vivencias que tiene con ella de manera puntual y quería contarlo de esa forma, porque no quería ofrecer toda la información, sino que el lector de alguna manera fuese contraponiendo los dos hermanos. Tenemos el punto de vista de él, pero aquí la protagonista es ella.  

La evolución de los dos personajes a través de los años y el concepto que tiene él sobre ella en según qué etapas de la vida.

Los saltos temporales a lo largo del libro es un recurso muy necesario en esta trama, porque es la evolución de él mismo que se va conociendo a través de su hermana como si de una suerte de espejo se tratase, es esa lucha interna de ver lo que hace su hermana pero él no lo intenta. Su hermana vuelca todo lo que tiene en la danza, él es periodista pero trabaja de otra cosa. Al final va dando tumbos sin una idea fija, mientras que su hermana es firme en su convicción y es capaz de romper con todo por conseguir su sueño.

¿Por qué el ballet?

El trasfondo es el ballet; lo utilicé como una metáfora perfecta de esa parte de seguir un sueño. En el ballet de millones de chicos y chicas tan sólo unos pocos pueden conseguir llegar a la élite y es un mundo muy competitivo. Desde mi punto de vista, es un mundo que visualmente representa la belleza de los movimientos y tiene una contraposición –que reflejo en el libro– es esa crudeza de lo que supone la exigencia. Por ese motivo, considero que es la mejor metáfora. Además, esa potencia visual de conseguir lo que uno quiere ser y en el ballet ves ese contraste entre belleza y crudeza.

La separación entre los capítulos con ese pequeño extracto explicando algún punto relevante del ballet.

Lo consideré un recurso muy interesante, porque expongo unos datos puramente técnicos que no forme parte de la historia y me ayuda a dos cosas: introducir el capítulo y hay una relación entre el capítulo y ese dato. También, me servía para ir desarrollando el conflicto que quería reflejar para la resolución final y para apuntalar el argumento, que sea más comprensivo el mundo del ballet y esa relación que tiene con la historia de ella.

De esta manera, supuso un reto para mí porque el ballet para mí era mundo desconocido y decidí informarme con profesionales y quería detallar lo máximo posible para buscar esa fuerza simbólica.

El título del libro Conocer el suelo.

El título lo tuve muy rápido en la cabeza porque reflejaba dos cosas: el fracaso de caerte y el aprender a caer como en el ballet. Por un lado, el conocer la desgracia de caerte como en el boxeo «besar la lona»; y, por otro lado, la técnica para aprender a caer y no hacerte daño como en el ballet. Una dualidad de ideas.

Referentes.

Mi lectura es muy variada, últimamente he estado leyendo Sam Shepard escritor estadounidense conocido por crónicas de moteles. Considero que él me ha podido influir al igual que Alejandro Zambra, Roberto Bolaño y Sara Gallardo. Una de las obras que más me impactó fue Yonki de William S. Burroughs, quien lo leí con quince años y supuso una revelación. También he leído clásicos, pero suelo leer más literatura contemporánea.  

En referencia a tus obras anteriores, ¿hay algún tipo interrelación entre ellas? ¿Sigues la misma línea o exploras otros géneros?

No, no busco una interconexión entre los libros. Mi primer libro El mapa del limbo es de viajes, fue una época donde viajaba a Marruecos y supuso un crecimiento personal. También es la historia entre un padre y su hija, una conexión familiar. Ahí podría haber una pequeña relación por historia familiar entre las dos novelas, pero no lo hice de manera consciente. En mi segunda obra de relatos La noche divide el día, son más oscuros y está escrito en un estilo más cinematográfico.

En cuanto al género que escribo no me gusta escribir sobre algo distinto, me gustan los relatos contemporáneos.

Acaba de salir recientemente esta novela, pero ¿hay alguna idea en mente?

Curiosamente tenía una novela terminada antes de esta que todavía no he publicado, porque le estoy dando algún cambio que no tengo claro y también empecé a escribir otra. Normalmente, mientras estoy presentando una novela a una editorial –entre el tiempo que pasa que te la acepten y te pones a trabajar con ellos– me pongo a escribir. Siempre tengo ideas rondándome la cabeza.

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