[Nunquam suade mihi vana]

De vez en cuando, incluso,
rezo por mi.

Tengo esta vieja costumbre
de cargar siempre con amuletos,
en la cartera, en el cuello,
las manos y las muñecas. 

También tengo la costumbre,
de asistir siempre
a la misma iglesia
frente al mar y llena de amarillo. 

Bendigo mis amuletos,
dejo que las medallas 
de protección,
hagan lo suyo,
que me protejan o
al menos que lo intenten. 

Rezo por lo que dejé atrás,
por la misma persona
de siempre,
de vez en cuando, incluso,
rezo por mi. 

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