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Poesía

Olvidabilidad

He escuchado que el cambio es lo único constante que existe en esta vida,
pero yo me pregunto, en son de reclamo: ¿y los recuerdos?
Dicen que las personas se disipan, se nublan y carecen de importancia con el tiempo,
¿por qué con algunas personas nos ocurre al revés? 
Qué sencillo era escuchar “solo déjalo ir” 

Quiero escribirlo todo,
me he llenado de palabras que abarcan cualquier cambio, movimiento, incluso entalpía. 
Ya no tengo más una agenda, 
dos mil veintitrés ¿existe? Me he perdido en las orillas del tiempo. 
Qué sencillo es decir: “déjalo ir”.

¿Es malo buscar algo por lo que llorar? Solo para fingir que no lo haces por lo que solías
hacerlo, algo así como engañar al motivo real para que se convenza y te deje en paz de una
buena vez. 
Existe un Proyecto Manhattan dentro de mi boca, a veces pienso que tengo un mundo
atorado al final de la faringe o tal vez solo soy yo sintiendo estrecho lo que debería
quedarme a la medida. 

¿Qué es soltar?
No es sacrificio he concluido, es dar gracias por lo ocurrido y por lo no transcurrido,
permitirnos ser más libres, más auténticos.
Renunciar es parte del proceso, 
luego desprender y reformular.
Dejar partir y permitirte olvidar. 
Cuestionarte en la oscuridad cuáles son tus fronteras, ¿dónde empiezas tú misma y termina
el universo? 
Dar amor sin esperar nada a cambio, (sin esperar que te quieran de vuelta) sigo tratando de
intentarlo; duele, porque soy humana, porque estoy viva. 

¿Es que no te habías dado cuenta?, mi cuerpo es como una historia de amor, ¿de qué
manera me abandono cuando comienzo a habitar a otro espectro vivo? 
Descubrir mi olvidabilidad en la piel de los demás. 
La vida nos presta momentos y personas. 
Aún confió en la amabilidad de los extraños 
como tomar la mano de un hombre desconocido en medio de un grupo de personas perdidas
en sí mismas. 
Nuestros dedos entrelazados y visión borrosa, más perdida de lo que quisiera admitir,
él busca mi bien,
buscamos lo que le he pedido y apenas recuerdo su nombre.
Pensaría que solo fue una alucinación mía, si no fuera por las fotografías que me han
mostrado. 
Nos damos lo que tenemos para dar de sobra y recibimos en lo que nuestra alma esta
carente.
Una mirada, una broma y un par de tragos son lo que necesito para que surja la magia que se manejará de manera anónima en mi mente.

Aprender a escuchar el silencio,
el aire que acaricia las flores de los jardines susurrando que todo estará bien.
Que el dolor es sublime y las penas son suaves como el vino rosado frente a las chimeneas
en las noches solitarias. 

Debes aprender tu lección,
aprender a caminar en estos caminos una y otra vez,
abrazarte y decirte que te amas, como si hasta tú no fueras tú,
que nadie es necesario para mirarte mientras en la oscuridad lo hagas tú.
Habitar el silencio y darte presencia en las ausencias.
Ser tu refugio adonde quiera que vayas.  
Observar a las personas que caminan, que bailan y ríen a tu alrededor.  
Observar a las personas observar,
aprenderás que apenas es un arte.

¿Aún puedes escucharme?

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