Saulo y los Nike

Sin saberlo, el hombre de Tarso inventó la caminata, o lo que los modernos llaman marcha de 50 kilómetros. Y sin tenis. En julio -mes en el que se suelen llevar a cabo todavía las Magnas Justas- del año 34, Saulo, judío maltrecho y con piernas arqueadas, tomó el camino a Damasco.

El atleta enfermizo cambiaría para siempre el destino de Occidente; inventaría un deporte, aunque los infieles europeos se nieguen a reconocerlo. Hoy es moneda corriente aplaudir a deportistas por andar tres horas y media bajo el sol, con aplausos y vítores en el transcurso de la ruta. Saulo lo hizo a solas, no una, no dos, no diez, lo hizo decenas de veces acompañado de una voz que escuchó en una peculiar ocasión: la de Jesús, el Logos y quien, por cierto, nunca se autonombró el Hijo de Dios. Saulo, en el sendero a Damasco, iba a caballo; perseguía cristianos, a quienes daba el último alivio. En aquel mediodía del 34, Saulo quedó ciego después de oír el suspiro de El Redentor. Ananías le despertó al tercer día y le devolvió la vista. Ananías -nunca nadie sabe lo que hace- propició un andarín y una serie infinita de pasos; pasar es ir.

Y, luego, pesar. Ya convertido, Pablo caminó y caminó. Fue (y volvió) a Éfeso, Antioquía, Tesalónica, Corinto, Cesarea, Pérgamo, Tiro, Mileto, Siria, Galicia, Bitinia, Lidia, Tracia, Macedonia, Ponto y Cicilia, sin descontar Atenas, en la que existe todavía la Roca de sus sermones, Pablo era un caminante natural al que hubiera patrocinado Nike, la marca de la Paloma, que a veces es Espíritu Santo y otras la diosa de la Victoria, a la que se veneraba en Olimpia, bajo el Monte Cronos, que es tiempo y cuervo. Pablo, el cejijunto y de nariz aguileña, se dio a la tarea de surcar la tierra.

Y no caminó más porque las sandalias le quedaron cortas. El aguijón de la carne fue el comienzo del dolor de caballo, al que los atletas modernos tanto temen. También fue Pablo, el hombre de Tarso, el primero en documentar el dolor de tendones y articulaciones.

El caminante -al estilo de Machado- fue el dador de caminos. Y, siempre, un paso es una buena nueva, un Evangelio. Cuando llegó a la meta, Pablo dijo a los reporteros de la fuente: la luz está presente….

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