Sirenas

Por: Alba Otero, Ale Junco, Ana Mohzo, Ania Otaola, Diana Lerendidi,  Josefina Zícaro y Xiomara Carmine

A propósito del #25N, Día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer, nuestras poetas, escritoras, editoras y fotógrafas unieron sus fuerzas y versos en un grito colectivo que exhibe y denuncia la violencia de género. Dándole voz a todas las mujeres que han sido silenciadas. 

Quedé atrapada,
la puerta de mi boca, 
se cerró de un golpe
¿Tienes tú las llaves?
¿Las tragué con mis palabras?
¿Las arrojé a un campo de amapolas?

Perdóname, 
fue el jarrón morado lo que voló por los aires, 
cayó agrietando el suelo y no sonó 
lo que suena son las llaves, 
dentro de mi cuerpo. 

Si me muevo,
sonarán los metales,
y como un imán
vendrás. 
Y vendrá el olvido, 
y si no voy,
vendrás, 
y no entrará la luz, 
en mis ojos. 

Dices que escuchas el mar,
en mi corazón  
yo no escucho nada 
¿Escuchas el mar?
yo no escucho nada 
pero sé, 
que como las olas
volverás con más fuerza 
y yo quedaré en la orilla, 
acurrucada, en la arena  
una huella, que una vez borrada
podrás volver a pisar. 

Cualquiera creería 
que eres de esas playas que abrazan
pero tú eres de los que desbordan
ahogan y asfixian

Me gustaría salir corriendo de esta isla
pero tan sólo soy una botella a la deriva
con un mensaje dentro que agoniza

Lo mortal no es callar,
es que nadie se da cuenta
que me queda grande el silencio,
que me sobra el miedo,
que naufrago,
que tiemblo 

Quisiera llorar hasta inundar el mar
y devolverle toda la sal 
de nuestra historia

Quisiera que lloviera ceniza, 
de tu mar hasta mi propio cielo,
pero el medio del océano se quebró
y ahora escapa 
por todos los fragmentos de mi tierra. 
Está quebrada. 
No quiero perder a mis marineros
en barcos errantes, 
pero todos han huido 
a buscar tesoros más brillantes que el mío.

Primero vino el silencio
tan lento y penetrante
como un virus

Luego fueron los látigos del reproche
tan rápidos, a veces sutiles,
a veces sangrados

Lo siguiente fue mi boca cerrada,
la amenaza con dejarme
Mi boca cerrada ahuyentada
por quererte sin vales de descuento

A continuación, el insulto,
el aislamiento, la desolación
Después de todo, “soy parte de vos”

Por último, en el mar de dudas
la burbuja que consiguió salir de mis labios
un rastro de oxígeno que te gritó:
MEJOR LA AUSENCIA, AMOR.

Se avecina una tormenta, 
el cielo se ha tornado gris
la ceniza ha volado por mi rostro,
me ha recordado a ti,
el mar enfurecido 
exige tu presencia
frío,
lluvia torrencial,
nubes violentas
No estás, 
desapareciste como el faro,
¿la marea?,
tú eres la marea

Siento la fuerza del mar,
me golpea sin desdén, 
la espuma me asfixia, 
me azota por dentro,  
permanezco íntegra 
Cuando baja la marea,
el sol me acaricia de vuelta

Puse mi fuego en tus manos
y me terminé quemando
antes de ti era un vidrio templado,
después de ti un incendio calcinado
Tengo pruebas 
de que me hiciste la guerra

Quisiste borrar tus huellas,
pero los cobardes siempre regresan
y dejan rastros,
ruinas y daños,
vestigios

Fuiste un sismo,
un maldito espejismo, 
un volcán 
amenazando estallar
y estallaste,
y me hiciste polvo

De nada sirvieron mis señales
hasta que me convertí en humo
y huí, y me fundí con el aire

Resurgí de la explosión
Ahora soy ave fénix,
bato mis alas,
vuelo alto y viajo lejos.
No hay cadenas, 
no hay más heridas abiertas

Tú y tu brutal violencia
se quedan en la caliza negra
a las faldas de ese volcán
que jamás me volverá a explotar.

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