Y que no duela

Qué sabio, cuánto dice de mí, cómo me salva…

Un estornino
cruza este cielo azul
mediterráneo,
sin nubes, de noviembre.
Y voy en su plumaje
hacia los pinos
que siguen siendo bellos
quemados por la escarcha.

Ese vuelo que busca
refugio en lo que sufre
y al mismo tiempo ampara,
su hacer tierra en un árbol 
que crece hacia la muerte,
y que no duela.

Qué sabio, cuánto dice
de mí, cómo me salva.

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