Por: John Zapata
Soy felicidad, soy amor,
soy ese tipo extraño que sonríe al ver el cielo,
al ver los niños reír;
no existe algo tan maravilloso como ver la dulce
y deslumbrante sonrisa de un niño, sonrío
por lo mucho o poco que parezca que tengo…
Simplemente estoy enfocado en la felicidad,
en el amor propio y en ese amor a quienes
nos consideran y consideramos familia.
Estoy apreciando hasta lo más simple que me da la vida,
aprecio hasta lo que parece un mal,
como esos problemas que pueden provocar una depresión
pero son esos mismos problemas de los que se aprende
y vale la pena apreciarlos.
Aprecio tanto poder ver
cada día el atardecer,
el amanecer,
un despejado
o nublado cielo,
todo es hermoso aquí
no tengo razón para sufrir,
ni problema que me haga deprimir,
sólo soy yo que me amo tanto como puedo,
soy yo que aprecio a cada persona que llega,
a cada persona que se va sin decir adiós,
incluso, aprecio a la persona que me falló,
me demuestro a mí mismo que aún puedo
seguir siendo bueno con quien fue malo.
Soy amor rodeado de penas
porque los veo a todos deprimidos,
fingiendo una sonrisa,
fingiendo amor,
¡¿Qué se gana fingiendo amor?!
Soy amor rodeado de penas
porque ellos opacan lo hermoso
que les da la vida
mientras yo
estoy sonriendo como un loco
al ver un pájaro volar,
amo su libertad,
admiro su trabajo
de migrar;
existen muchas cosas que debemos
valorar más, una de ellas es
la vida,
el momento que estamos viviendo
ya que puede ser el último
además de que no hay nada en el mundo
que nos asegure que moriremos de viejos.
No hay nada aquí que nos otorgue una
larga vida.
Entonces…
¡¿Por qué no ser amor?!
¡¿Por qué no ser felicidad?!
¿Acaso existe algo mejor que eso?