Al final, Gillian Flynn termina por convertirse en la única y verdadera experta de sus casos, en su propia detective y por supuesto en su propio crimen.
Por: Diana Lerendidi
Entre la frontera de lo inquietante y lo vehemente, Gillian Flynn se ha convertido en una de las escritoras americanas más leídas del mundo profesional del crimen y del misterio.
Tras publicar durante varios años sobre programas televisivos y críticas del séptimo arte para la revista Entertainment Weekly. Gillian decidió aventurarse por otro viaje literario gracias a Psicosis, su película favorita y su profunda admiración por Alfred Hitchcock. Así fue como incursionó por el seductor camino del suspenso. Heridas abiertas (Sharp Objects, 2006), La llamada del Kill Club (Dark Places, 2009) y Perdida (Gone Girl, 2012), son las tres fascinantes obras que lograron posicionarla como una de las escritoras contemporáneas favoritas de la novela negra e incluso consagrarla como una maestra del thriller psicológico. Sus historias llenas de intriga, perversión, secretos familiares, relaciones patológicas y violencia, la han colocado ante los reflectores tanto del cine como de la televisión.
Heridas abiertas es un oscuro thriller, en dónde la depravación, la maldad, la doble moral, el maltrato infantil y los trastornos mentales son los protagonistas. La obra gira alrededor de Camille Preaker, una periodista que regresa al pueblo donde creció para investigar sobre el asesinato y desaparición de dos niñas. Al llegar se reencuentra con su madre, su media hermana y un pasado que la aterra. La magia de esta historia no radica en su narrativa sutilmente violenta y enfermiza.
Heridas abiertas logró ser finalista del prestigioso premio Edgar y galardonada por la CWA con el Ian Fleming Steel Dagger 2007, como mejor thriller. Doce años después de haber sido escrita, fue adaptada para la televisión y dirigida por Jean-Marc Vallée. La adaptación fue transmitida por HBO, y es una miniserie de 8 capítulos en los que Gillian participó meticulosamente en el guión. Amy Adams y Patricia Clarkson le dan dramática y extraordinariamente vida a las protagonistas de la novela, con una impecable e impetuosa actuación.
Su segunda novela negra, Dark Places, o también conocida como La llamada del Kill Club, es una historia dura que nos lleva por un ambiente cruel y vil en medio de la pobreza, la violencia intrafamiliar y el despertar de sacrificios y sectas satánicas de los años 80’s. Esta historia gira alrededor de Libby Day, quién a los siete años sobrevive a una masacre en la que pierde a casi toda su familia a manos de lo que aparenta ser un culto satánico y en el que inculpa a su hermano. Libby vive durante muchos años de la caridad hasta que se queda sin dinero; a cambio de él, comparte su historia con un grupo de investigadores amateurs; el Kill Club, quienes están obsesionados en su caso y reviven su tormentoso pasado.
Esta novela fue llevada a la pantalla grande bajo la dirección de Gilles Paquet-Brener y protagonizada por Charlize Theron. Sin embargo, la película pasó desapercibida y se convirtió en otra desafortunada adaptación, carente del tono e intensidad de la obra original.
Flynn, quien se ha caracterizado por narrar a través de distintos espacios temporales, y por construir personajes bastante reales en términos psicológicos, dándoles la libertad de crear su propia personalidad, logra un excepcional trabajo con Amy Elliot Dunne y Nick Dunne, los protagonistas de su tercera novela, titulada Perdida.
Esta obra comienza con un lenguaje suave que nos lleva de la mano de algo que parece ser una historia amor, pero que termina convirtiéndose en una verdadera pesadilla psicológica, incluso para sus propios personajes. Un thriller marital apasionante que gira alrededor de la desaparición de Amy en el quinto aniversario de su matrimonio.
Aclamada por la crítica y multinominada, Perdida es la novela que le concede a Gillian el éxito internacional. Fue nominada por mejor guion adaptado en los Globos de Oro, y galardonada por los Premios de la Crítica Cinematográfica, gracias a la gran adaptación que logró con su guion, bajo la dirección de David Fincher y el monstruoso y espectacular trabajo escénico de Rosamund Pike, personificando a la encantadora y perturbada Amy.
Sin duda, las novelas de Gillian Flynn le hacen honor al género de suspenso y a Raymond Chandler, en El simple arte de matar, porque no deja cabos sueltos. Logra romper los esquemas de la deducción y la lógica, a través de su narrativa. Crea trampas evidentes en sus relatos para cautivarnos y en múltiples ocasiones parece dejar un hilo de dónde tirar, pero de repente nos sorprende con giros extraordinarios e inesperados, incluso confusos, que nos hacen dudar una y otra vez, hasta que por fin nos permite ponerle nombre y rostro al misterio.
Al final, Gillian Flynn termina por convertirse en la única y verdadera experta de sus casos, en su propia detective y por supuesto en su propio crimen.
