Amateur

Uno no sabe cómo funciona el mundo. Nadie. Pero cuando uno juega a algo, a algo que le gusta, parecería que sí. Como si uno encontrase la clave para entender el funcionamiento de todo. De todo el mundo.


El funcionamiento general del mundo; Eduardo Sacheri.

Deportivo Solidaridad.
Alcaldía Tlalpan. CDMX

La carretera Picacho-Ajusco formó parte del Camino Real que llevaba desde la capital a Acapulco y fue concebida originalmente por un español, un tal Hernán Cortés, que parece que llegó a este lugar por motivos muy distintos al simple recorrido turístico, a pesar del destino que la ruta marcaba. En aquel tiempo tomaba entre ocho y diez días llegar al puerto.

El pavimento que la cubre la ruta llegó tiempo después -mucho, a decir verdad-, en lo últimos años de la década de los veintes del siglo XX, bajo el mandato del General Plutarco Elías Calles. Sin embargo, fue hasta 1967 (tras la construcción del anillo periférico) que la vialidad empezó a tomar la forma (monstruosa e insuficiente) con la que la conocemos hoy día. El traslado a través de ésta -hasta hace unas décadas- marcaba el límite la mancha urbana, sin embargo, hoy nos adentra en un territorio cada vez extenso y lleno de contrastes.

En el camino se pueden identificar cualquier tipo de negocio y desarrollos que abarcan todos los estratos socio-económicos. Subiendo por la carretera, saliendo de una curva a la altura del kilómetro 7,5 es dónde se encuentra ubicado el Deportivo Solidaridad. Sí, esa palabra que tomó fuerza a principio de los años ochenta en el mundo a través de Lech Walęsa (Popowo, Polonia, 1943) y el sindicato independiente al cual pertenecía, símbolo de la resistencia del pueblo polaco (en su mayoría católico) al régimen comunista que lo gobernaba. En nuestro país, el vocablo se incorpora al lenguaje popular por otros motivos, en este caso la respuesta de los habitantes del Distrito Federal al terremoto de 1985, y se prostituye durante sexenio de Carlos Salinas de Gortari, al usarse como estandarte de un programa cuya finalidad era en realidad la compra de voluntades y de votos. (Léase Bienestar). 

El deportivo, administrado por la Alcaldía Tlalpan (demarcación al sur de la hoy llamada Ciudad de México), cuenta dentro de sus instalaciones con diversas zonas para practicar distintas disciplinas (natación, juegos recreativos, basquetbol, gimnasio), pero el corazón de éste es un rectángulo gigante de unos sesenta metros de ancho por cien de largo, cuyos límites se marcan cada fin de semana con líneas de cal a la vieja usanza. El espacio cubierto de tierra en su totalidad es el hogar y sede de la LIFUTSOL (Liga de Futbol Solidaridad), creada en el año 2010, una de las miles de ligas de futbol organizado que existen en nuestro país. 

Llego más o menos a las siete de la mañana a pintar con cal las líneas del campo. En ocasiones olvidan cosas del día anterior o también podemos encontrar basura, botellas de cerveza, ropa, piedras. Barremos un poco la zona de la tribuna y cualquier cosa que ponga en peligro a los jugadores dentro de la cancha. Bueno, también me hago un cafecito (señalando la cafetera en una esquina) y desayunamos.

El campo se encuentra unos tres metros debajo del nivel por donde pasa la carretera, sin embargo, es visible desde ella. Para acceder a él, hay dos formas: la entrada principal junto a la piscina y una puerta que se localiza sobre la vialidad y conduce a una serie de escalones que descienden a la parte lateral de la única tribuna con la que cuenta el campo. La tribuna está hecha con placas de cemento y organizada en tres desniveles, ocupa unos cuarenta metros de longitud (poco menos de medio campo) y se encuentra techada en su totalidad. La visibilidad desde cualquier punto es buena, ya que se el primer nivel de la extensa banca está a unos 50 centímetros sobre el nivel de cancha. Está “protegida” por una malla ciclónica que delata la falta de presupuesto y el paso del tiempo. 

Los primeros en jugar son los niños y niñas de categorías pequeñas, comenta Ubaldo “Bubba” Arrazola, de unos sesenta y tantos años de edad, dirigente de LIFUTSOL, sentado detrás de un escritorio (una mesa cubierta con un mantel rojo) en un espacio de dos por tres metros semiabierto que, funciona como oficina, y se encuentra detrás de la portería sur, casi a la altura del tiro de esquina. Lo hacemos así -agrega-, porque hay que armarles unas porterías más pequeñas, y acortamos la extensión del campo de acuerdo a esas edades. Si no, imagínese, estar moviendo y repintando a cada rato. Los partidos empiezan en punto de las ocho de la mañana. 

Las categorías se van dividiendo por edades 6-8, 8-10, 12-14 hasta el segmento de 14-16 años de edad; a partir de ahí es categoría libre. Organizarse a uno mismo no es sencillo, poner de acuerdo a cientos de personas involucradas lo es aún menos. LIFUTSOL tiene alrededor de 300 afiliados divididos en veinte equipos. La categoría libre es la más concurrida y la más competida de todas.

Debo ver todo, y con todo imagínese todo. Lo del deportivo, llevar el control de todos los equipos, hacer las fichas, imprimir los registros, hacer el rol de juegos, coordinar arbitrajes, ver que no se repitan los mismos árbitros a los mismos equipos, avisar a los delegados, ser comisión disciplinaria… tener un botiquín de primeros auxilios. Y seguro hay muchas más cosas que ahora olvido, pero seguro debo hacer (ríe). La verdad es que la gente no lo aprecia o nomás no se da cuenta todo lo que implica organizar una liga. Más una de estás en que no hay presupuesto y uno tiene que arreglárselas para que funcione. Mire, la tribuna recién la pintamos, luego removimos todo lo que había en el techo, por las lluvias se llena de hojas de esos árboles (lo dice señalando). Aquí, en los bordes del campo, hicimos unos canales para que el agua no se estanque, ya ve que en verano llueve mucho por aquí.

En la semana Ubaldo se encarga de contactar a los equipos en todas las categorías, producir e imprimir toda la papelería necesaria (actas, registros, rol de juegos, tablas de posiciones) y estar al pendiente de las indicaciones del propio deportivo. 

La gente piensa que las cosas se hacen solas, pues no. Estamos aquí todo el día (él y su familia) dándole a esto para que salga bien. Es cansado, sí, pero, para mí, vale la pena –lo dice con orgullo, pero un dejo de resignación. A veces tengo que hacerla de mediador; si un jugador lo expulsan y es reportado por agresión, o algo así, se debe llevar tres partidos de suspensión. Pero luego vienen conmigo para “arrepentirse” y ellos mismos asumen la culpa. Entonces les pregunto: ¿Cuántos partidos mereces? Y se autoimponen la sanción. Si ya después lo vuelven a hacer… pues no es mi culpa, trato de que todos vengan y se diviertan, pero ojalá solo dependiera de mí. Ya sabe, no faltan los violentos o los que no aprenden.

Al momento de conversar se juega una “cascarita”. Uno de los equipos que debían presentarse no llegó completo. Las jugadoras y jugadores que están en cancha y tribuna se organizan, se mezclan en edades, toman posiciones y rueda el balón. Es difícil decir no cuando estás un poco a la expectativa y al borde del campo con ganas de jugar. Las reglas van implícitas; todos las conocen y todos las siguen. La sencillez de lo complejo: ese misterio de la atracción por un deporte que solo requiere un balón y entusiasmo para practicarlo será el secreto más conocido del mundo.

Ubaldo es juez, parte, presidente, abuelo, esposo, padre, comisionado, papelería, administrador, curandero. Se puede ser todo esto al mismo tiempo. Ni Obama, ni la FIFA lo tienen. Y con su permiso, hágase a un lado y tome su lugar, que hay otro por partido por comenzar.

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