Foto: Filmin Latino

El cine de Arturo Ripstein: la sordidez y el plano secuencia como arte cinematográfico (II)

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3.-Exterior. Polvoso camino rural – Mañana.

Basada en un cuento de Juan Rulfo, El imperio de la fortuna narra la historia de un humilde pregonero que vive dentro de la inestabilidad del azar, obteniendo un gallo moribundo al que cura y lleva a pelar, siendo el ave una metáfora de sus momentos de gloria y de su inevitable desgracia dentro de un peculiar triángulo amoroso.

Se trata del cine de Ripstein en escenarios rurales llenos de tierra y olores del campo, en este caso adaptando bellamente a Rulfo y sus universos de Comala con personajes afligidos y humildes que por más que busquen, su destino será siempre devastador.

Antes de esta cinta, Ripstein variaba mucho de guionista, ¿será entonces que encontró en Paz Alicia lo que tanto estaba buscando?

El director explica: “Exactamente y por eso no he variado. De pronto encuentro lo que quería, el timbre que faltaba en mi voz y no voy a desaprovecharlo”.

Por su parte, Garcíadiego habla sobre el guión de El imperio de la fortuna:

PAZ ALICIA GARCÍADIEGO (V.O.)
“En ese primer guión, como no me tenía mucha confianza, le escribí una sinopsis, más o menos detallada, que le gustó, y a partir de ese momento le entregaba diez páginas, me hacía observaciones, las corregía; la segunda vez le entregué veinte. Era un guión larguísimo. Me había dicho “pon todo”, y puse todo. El primer borrador tenía trescientas cincuenta cuartillas”.

Amado en Europa, principalmente en España y Francia, y repudiado en nuestro país, en muchas ocasiones por las mismas razones que Buñuel: “es que muestra lo peor de México, lo que nadie quiere ver”, Ripstein es constante en premiaciones internacionales en donde valoran de sobremanera su estilizada estética y sus historias complejas y sórdidas.

En México poco a poco comenzaron a dejarlo fuera de ceremonias y festivales, lo que lo llevó a renunciar en el año 2000 a la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, argumentando que en México no perdonan tener talento y ser alabado en el extranjero.

Mentiras Piadosas (1988) es una interesante mirada a un desaliñado y extraño Centro Histórico de la Ciudad de México, en donde un vendedor de hierbas y una inspectora de salubridad se enamoran y llevan su romance hacía un camino de no retorno. Según Ripstein, es a partir de aquí en donde el plano secuencia se convierte en parte sustancial de su trabajo.

En 1991, el director interpuso una demanda contra el crítico Jorge Ayala Blanco por difamación, debido a una crítica negativa sobre Mentiras Piadosas. Ripstein pedía el pago de 60 millones de pesos, acción exagerada y confusa.

Ya completamente en la década de los 90, presentaría la que para muchos es su obra más compleja, completa y depurada.

Se trata de Principio y fin (1993), una retadora cinta de más de tres horas de duración que narra el drama que vive una familia de clase media al morir el padre y poner todas las esperanzas en el hijo menor para que vaya a la universidad y los saque adelante, interpretado por un mediocre actor de televisión, Ernesto Laguardia, quien bajo la dirección de Ripstein alcanza niveles actorales aceptables.

El guion, claro está a cargo de Garcíadiego, se basa en la novela homónima de Naguib Mahfouz, el mismo autor de El Callejón de los Milagros.

La angustia y la desesperación del personaje principal llegan a su clímax con un plano secuencia final de peculiar maestría, atravesando unos pasillos húmedos y sucios, con unos tambores como música de fondo que en su conjunto consiguen exactamente lo que se proponen: desesperar, molestar y dar una sensación claustrofóbica, culminando en un plano dramáticamente sublime. Ganadora de la Concha de Oro del Festival de San Sebastián a la Mejor Película en 1993.

A propósito de la familia, una entrevista que Ripstein dio a la periodista mexicana Sanjuana Martínez en noviembre del año 2000:

Sanjuana Martínez: ¿Usted comparte con Paz Alicia el odio a la familia y a la madre como instituciones?

Arturo Ripstein: No con tanta severidad. Sí creo que las familias tienen un peso específico y duro. Las familias son difíciles. La familia tan ponderada por el cine mexicano, la trato yo exactamente igual, pero del otro lado, yo veo el otro lado de la moneda, el lado difícil de las relaciones entre las familias.

Sanjuana Martínez: Tampoco se salva el padre. “Principio y fin” empieza con la muerte del padre, en “La mujer del puerto” es asesinado y en “La reina de la noche” ni siquiera existe.

Arturo Ripstein: El padre en México tradicionalmente es una figura ausente, entonces la imagen del padre es en Principio y fin lo que es el proveedor que deja de existir y acontece el drama trágico. En La mujer del puerto exactamente lo asesinan por equivocación. No sé, yo a mi papá lo quiero mucho a pesar de que él dice que se irá a la tumba sabiendo que nunca lo quise, pero tengo que decirlo públicamente. Es dramáticamente apto para la narración, no es un problema personal.

Sanjuana Martínez: Usted es padre, ¿es un cuestionamiento que usted tiene?

Arturo Ripstein: La paternidad no es algo sublime, es algo terreno, terrible y lleno de temores, es donde más errores se cometen.

Sigue La reina de la noche (1994), definida por algunos como la “biografía imaginaria” de la cantante Lucha Reyes, interpretada por una actriz constante en la filmografía ripsteniana: Patricia Reyes Spíndola.

Narra las andadas de una atribulada cantante de ranchero de los años 40, su gloria y su paulatino descenso, despedazando el mito que encerraba a la figura nacional. La soledad de las almas y la incapacidad de cambiar la naturaleza de las personas siguen siendo temas recurrentes en las películas del director.

Sobre esta película Arturo Ripstein explica:

ARTURO RIPSTEIN
“No desmitifico, sino mitifico más la figura de una cantante no demasiado conocida en México, recordada. En realidad, la historia que se cuenta en esa película es la de la mamá de Lucha Reyes. Hasta que nos encargaron esta película, que es otra de las de encargo, nos pusimos a ver quién era. Lo que nos pareció más interesante es la mamá de Lucha Reyes, este amor tan desconsolado que hace que la madre le pida a la hija que, para el sosiego de ambas, una muera. El acto supremo del amor, llegar al recuerdo”.

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4.-Interior. Bar de mala muerte en medio de la nada – Noche.

Lo recuerdo perfectamente. Los momentos desconcertantes y aterradores de una bizarra pareja en Profundo Carmesí (1996) marcaron en gran parte mi interés y obsesión por el cine. Siempre he culpado abiertamente a Stanley Kubrick y a Arturo Ripstein de esta curiosa enfermedad.

Fue la primera película de Ripstein que tuve la oportunidad de ver en la Cineteca y queda en la memoria que para cuando la pantalla se fundía a negros, ya me estaba preguntando quién era el director de semejante barbaridad; una extraña mezcla de asesinos seriales, humor negro y ácido, con una ambientación perturbadora.

Una road movie de esas que nunca terminan por salir de la mente, que castigan y al mismo tiempo cautivan al espectador.

Daniel Giménez Cacho y Regina Orozco interpretan a la inusual pareja que va viajando y matando, en donde el amor y la locura son la fuente de la agobiante y deprimente violencia; como nunca, el color en la pantalla alcanza niveles de altísima importancia; no acaban de pasar 30 minutos y la protagonista de nombre Coral, vestida o teñida casi siempre de rojo, abandona a sus hijos empezando un viaje metafórico que llevará su obsesión a las últimas consecuencias.

Ripstein conoció el caso mediante un libro de historias de asesinatos y siempre estuvo interesado en llevarla al cine, hasta que un buen día, junto con Paz Alicia, obtuvo varios documentos hemerográficos y vieron The Honeymoon Killers (1970, Leonard Kastle).

Sin embargo, siempre han aclarado que más que un remake, Profundo Carmesí es una revisión de ese brutal caso que llenó los periódicos y que funcionó como un perfecto lienzo para que Ripstein plasmara en ahí su conocido gusto por historias en donde no hay lugar para el final feliz y los personajes son víctimas de su propia psicología retorcida.

“Los dos protagonistas de mi película no son dos asesinos que se aman, sino dos amantes que se asesinan”. Explica el director acerca de la cinta que le significó una cantidad exorbitante de premios, esta vez tanto en Europa como en México y Estados Unidos, entre ellos tres premios en el Festival Internacional de Cine de Venecia por guión, diseño y música; varios Arieles en nuestro país y una mención especial en Sundance en 1997.

Sobre los tres premios obtenidos en Venecia, inédita combinación ganadora hasta ese año, Arturo Ripstein advierte:

ARTURO RIPSTEIN (V.O.)
“Hay una serie de elementos muy misteriosos. Uno es la buena suerte, un jurado que le gusta la película, en fin, son cosas muy complejas. Creo que no existe una fórmula. El argumento de Profundo carmesí gira en torno de una historia de amor entre dos almas apasionadas y perdidas. Con humor negro, la historia cuenta cómo después de asociarse sentimentalmente, empiezan a matar mujeres: es una comedia que se vuelve tragedia”.

Víctima del mismo síndrome que sufren Carlos Reygadas, Amat Escalante y más recientemente Michael Rowe, las películas de Ripstein casi nunca se estrenan en salas comerciales, en donde en cambio sí es posible encontrar hasta en tres salas la misma película siempre y cuando sea taquillera, abarrote las salas y a la gente la llene de golosinas.

Arturo Ripstein asegura que los principales culpables de semejante cosa son George Lucas y Steven Spielberg, quienes, al crear el cine de fin de semana, con 80, 000 copias y generar millones de dólares, enaltecen la noción de lo desechable, además de la preocupante ignorancia de los jóvenes cineastas que salen de las escuelas pensando que el cine comienza en Tarantino. Pueden tener vastos conocimientos técnicos, pero cero historias profundas que contar.

Ver cine de arte de autores mexicanos desafortunadamente sólo es posible en una cantidad reducida de salas especializadas, como la Cineteca Nacional.

En el caso de los formatos caseros, es impensable e indignante que en México siga sin existir una colección completa en DVD o Blu-ray de la filmografía de Ripstein, uno de los directores mexicanos más importantes de toda la historia de la cinematografía nacional, y que en cambio en países europeos sí existan esas colecciones y sean material muy buscado por coleccionistas.

Imaginar esos planos secuencia en alta definición, estremece a cualquier amante del séptimo arte.

En muchas ocasiones es necesario recurrir a la piratería o a las descargas en Internet para tener la oportunidad de ver las películas de Arturo Ripstein, teniendo que sufrir con malas copias provenientes de VHS (en calidad deplorable, en el mejor de los casos); algunas veces son absolutamente inconseguibles, sobre todo las de su primera y segunda etapas, ésta última que precisamente culmina con El evangelio de las maravillas (1998).

Protagonizada por Katy Jurado y Francisco Rabal (nuevamente el guiño a Buñuel), la cinta describe las acciones de una extraña congregación religiosa llamada “Nueva Jerusalén”, quienes esperan la segunda llegada de Cristo. Se trata de una sátira despiadada sobre las absurdas creencias religiosas que hasta el día de hoy siguen imperando, con el estilo estético característico del director mexicano. La película se presenta en la sección “Una Cierta Mirada” del Festival de Cannes de 1998.

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El cine de Arturo Ripstein: la sordidez y el plano secuencia como arte cinematográfico (II)” es la segunda de cinco entregas del autor sobre la trayectoria y filmografía -actualizada hasta 2021- del cineasta mexicano Arturo Ripstein.

El cine de Arturo Ripstein: la sordidez y el plano secuencia como arte cinematográfico (I)

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