El irremediable ruido (Hospital General de l’Hospitalet)

Había una pequeña ciudad  
y la soledad
y la masturbación 
había pájaros azules que surcaban
en las mentes de los hombres  
y flores 
y un silencio 
también noches profundas que parecían
entumecidas 
y lluvia 
y algunos hombres 
que muriéndose sobre vastos paisajes
escuchaban el perdurable ruido de la nada 
y sus cuerpos 
resquicio de estanterías 
laberintos quejosos sin vísceras ni manos 
dejaban para sí un fúnebre estallido. 

Amor mío, qué frívola es la memoria
no se puede recordar los interiores
de una mujer
ni los espectáculos del tiempo 
y si aún juntamos las manos 
y sollozamos 
no significa nada 
porque las campanas de esta ciudad 
sus propias canciones 
y todos los hombres 
han de morir algún día
y la tierra no verá más 
una flor trepándose entre los agujeros
de la noche
ni nuestro sexo se preguntará 
qué hacer con este olvido. 

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