Foto: Chicago Architecture Center

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Histórico y ecléctico: el Instituto de Arte de Chicago

Fundado en 1879 como museo y escuela de bellas artes, el Instituto de Arte de Chicago aparece en un momento trascendental de esa ciudad norteamericana, tras la devastación causada por el gran incendio de 1871. Establecido de forma definitiva en un bello edificio renacentista diseñado por la firma bostoniana Shepley, Rutan y Coolidge en 1893, el Instituto es un ícono de la ciudad y uno de los tres recintos de arte más importantes de los Estados Unidos, junto con el Museo Metropolitano de Nueva York y el Museo de Bellas Artes de Boston.

Hoy, su entrada luce imponentemente custodiada por los dos ilustres leones de bronce, obra del escultor Edward L. Kemeys; los felinos son vestidos con las playeras de los equipos de Chicago cada vez que alguno de éstos llega a las finales de las diferentes disciplinas. Su intenso tono verdoso irrumpe el paisaje urbano, justo en la intersección de la avenida Michigan y la calle Adams.

El Instituto de Arte de Chicago está a solo unos metros del concurrido Millennium Park, donde puede encontrarse la inmensa escultura Cloud Gate, mejor conocida como Silver Bean, visitada diariamente por miles de personas. El lago Michigan aparece en la parte posterior del museo, para encerrar una de las zonas más bellas y culturalmente más vastas de Chicago.

Solo entrar al instituto, hay un efecto envolvente a la historia norteamericana, con un vestíbulo que exhibe la reconstrucción de una sala de la antigua Bolsa de Chicago, diseñada por el arquitecto norteamericano Louis Sullivan, en 1894. Su escalera principal al centro, permite la distribución hacia el sótano y las galerías de los tres niveles.

Cuando el museo abrió sus puertas en 1879, las primeras piezas de su repertorio eran en su mayoría moldes de yeso. Al día de hoy, la colección permanente del Instituto tiene más de 300.000 obras de arte, que van desde importantes cuadros impresionistas y postimpresionistas, esculturas y arte japonés, hasta obras de la pintura italiana, flamenca y española, instalaciones, muebles, textiles y por supuesto, mucho arte norteamericano. Siendo coherente con el objetivo académico de la Escuela de Arte del Instituto, existe una legendaria biblioteca inaugurada en 1901, herramienta imprescindible para los estudiantes. Hay restaurantes y tienda de regalos que completan la experiencia; las fotografías están permitidas con la única restricción de evitar flash.

El museo ofrece también la descarga de una aplicación para celular que funciona como guía, con comentarios e información sobre las piezas de cada sala. La recomendación es iniciar un recorrido desde el 3er nivel, donde se encuentra el sector más nuevo del Instituto: el ala moderna, abierta en 2009, con arte entre 1900 y 1960. A un costado, puede visitarse la hermosa terraza de esculturas.

En el segundo nivel se presentan las galerías con las joyas impresionistas, la arquitectura de Chicago, la sala de armaduras, pinturas y esculturas europeas que van de 1400 a 1900, piezas medievales, arte contemporáneo de 1945 a la actualidad y una de las zonas con la curaduría más exquisita: Arts of the Americas, con arte americano entre 1860 y 1950.

Es en este nivel del museo donde aparece Vincent Van Gogh con la segunda versión de The Bedroom (1889), una de las pinturas más reconocidas del postimpresionismo, presentando la plácida recámara del autor, con colores claros que reflejan la búsqueda de tranquilidad y orden. El óleo sobre lienzo de 72 x 90 cm está desde 1926 bajo el resguardo del Instituto de Arte de Chicago.

Nighthawks (1942) de Edward Hopper con su nostálgico manejo de la luz, es una de las pinturas más buscadas por los visitantes. Una cafetería abierta toda la noche, con tres clientes y un mesero envueltos en una profunda soledad que parece engullirlos desde la oscuridad del exterior. Esta obra ha sido influencia estética en una infinidad de disciplinas artísticas entre las que se pueden mencionar la obra de Dario Argento, el Blade Runner (1982) de Ridley Scott, la literatura de Joyce Carol Oates y la música de Tom Waits.

El óleo de 84,1 × 152,4 cm posee una belleza plástica y melancólica que solo puede descubrirse cuando se aprecia el cuadro de cerca. Esa sencilla cafetería neoyorkina y curvada, sin salida al exterior, es la alegoría perfecta de la depresiva sensación nocturna de un ser humano, atrapado entre la luz y la siempre inquietante oscuridad. Nighthawks es quizá la obra maestra de Hopper y un referente de la cultura norteamericana.

El primer nivel del Instituto es amplio y ecléctico: arte bizantino, griego y romano; piezas de arte asiático y africano, pasillo de esculturas y salas de fotografía, filmes y multimedia. Es en este sector donde están los accesos a los cuatro jardines exteriores y donde los visitantes pueden visitar la sala de exhibiciones especiales, que justo ahora presenta Salvador Dalí: The Image Disappears una completísima selección de más de 30 obras del gran pintor surrealista.

Los curadores Caitlin Haskell, Gary C., Frances Comer y Ray Johnson, resaltan en la exhibición la determinante década de 1930, con un Dalí en su mejor momento, batallando con el contradictorio sentimiento de atraer la atención y al mismo tiempo, desaparecer. Three Young Surrealist Women Holding in Their Arms the Skins of an Orchestra (1936) y Apparition of Face and Fruit Dish on a Beach (1938) son obras impresindibles para apreciar muy de cerca. Salvador Dalí: The Image Disappears es una exposición temporal disponible hasta el 12 de junio.

Finalmente, el sótano del Instituto de Arte de Chicago alberga la célebre sala Thorne con miniaturas de diferentes estilos arquitectónicos; una sección completa con la colección de fotografía del museo y galerías con arte egipcio, textiles internacionales y elementos de diseño y arquitectura. Si el visitante no sabe por dónde empezar, el museo ofrece un tour gratuito que en 45 minutos, permite recorrer las obras más icónicas del recinto.

A Sunday on La Grande Jatte (1884), del neoimpresionista francés Georges Seurat, adorna una de las salas centrales del instituto, con su perspectiva cónica y profundidad de campo, remarcando la sensación de luz y tranquilidad. El formidable óleo de 207,6cm × 308 cm, es un ejemplo soberbio de la técnica puntillista y una de las grandes obras del siglo XIX. París, el río Sena, paseantes con sus mascotas y la luminosidad del césped, complementan una escena que justo transmite la paz de una tarde dominical, con su punto de fuga entre unos árboles en el horizonte donde todo converge.

La inquietante American Gothic (1930) de Grant Wood, el expresionismo abstracto de Willem de Kooning en Excavation (1950), la naturaleza muerta de Paul Cézanne en The Basket of Apples (1893), la explosión de color de la norteamericana Alma Thomas en Starry Night and the Astronauts (1972) y la hipnotizante Sky above Clouds IV (1965) de Georgia O’Keeffe, son solo algunos otros de los puntos obligados en la visita al museo.

El instituto de arte de Chicago es un espacio cultural absorbente, donde El Greco, Rubens, Joan Mitchell y José Clemente Orozco, comparten pasillos y galerías con Matisse, Picasso, Renoir, René Magritte y Warhol, en una fiesta infinita de estilos, texturas, formas y colores.

Art Institute of Chicago
Michigan Avenue Entrance
111 South Michigan Avenue
Chicago, IL 60603
Tel. +1 800-232-7242
https://www.artic.edu/

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