Foto: Alesandro Currarino / El Comercio

Mario Bellatín y el ornato de la vileza

Mario Bellatin es un puercoespín. 

Nunca es fácil compartir con él el relato de la desgracia. Siempre abona algo de pesimismo. Y cuando ya es suficiente, pone un granito más de ironía: aguja en la herida. Especialista en las malas pasadas de la especie, Bellatin apunta sus espinas a la decadencia, al lado descompuesto de una realidad a la que los optimistas se niegan a entrar. Este escritor sarcástico no corrige al mundo bien portado; lo desaira. Inventa su crónica del despeñadero: su voz debe ser buscada y escuchada para completar el relato del infortunio, y sin dramas. Su obra literaria es acupuntura. Este es un juego de dardos en Whatsapp, después de su participación en el Coloquio Internacional Archipiélago Crítico, de 17, Instituto de Estudios Críticos. 

¿Vivimos en el mundo de la cháchara, en el que la verdad ha sido tragada por el estómago de la mentira?

Me parece exactamente lo contrario. Estamos en el momento, quizá, en el que la miseria enmascarada en la que vivíamos, a nivel mundial, se muestra en su real dimensión. Nunca hubo tal verdad. Ahora se aclara y se ponen en evidencia la suma de mentiras, una tras otra, mostrando su descaro, su mueca de burla ante la muerte y la destrucción. Es momento, quizá, de aprender a hacer algo interesante ante tanta realidad, ante tanta miseria, vileza, tanto material como simbólica.

Parece que estamos atrapados en la panza de la ballena de la estulticia en la que las palabras dejaron de decir lo que decían… ¿Cada cuál tiene su sentido?

Es que nunca dijeron nada. Sólo patrañas para hacer creer que éramos mejores de lo miserables e insignificantes que somos. 

Hace un siglo, el cabaret ventiló la pobreza de la decoración del significado. ¿Qué sucede hoy con la crítica a la época, ya deshumanizada; si es que hubo Humanidad?

¿De qué critica me está hablando? ¿ Cuándo existió tal? Quizá el estamento “crítica” estaba lleno y ahora se muestra vacío, o cargado de una serie de gritos y diatribas que no llevan a ninguna parte medianamente inteligente. Allá los que deseen seguir gritando o repitiendo consignas baratas, que es de alguna manera, el lugar del grito estandarizado, lo que creo ha venido ha reemplazar aquella impostura llamada crítica.

¿El lenguaje del populismo es un pretexto efímero ante la desolación?

No entiendo a qué denomina ese lenguaje. ¿Al que no se apega al lenguaje de las tres o cuatro normas de lo neoliberal? Término que tampoco creo se comprenda bien del todo, pues está en constante cambio, como un camaleón que con tal de acapararlo todo se adapta de manera sorprendente a las circunstancias.

¿O es mero maquillaje de una avería, síntoma de descomposición?

Usted habla de descomposición como si en algún momento hubiera existido algo fresco y rozagante. Estamos inmersos, desde la oscuridad de las tiempos, en una rueda de explotación, miseria, muerte y destrucción, de la que no podemos escapar.

¿Cuándo se pudrió la palabra?

Desde su origen. En el punto que se estableció que lo primero fue el Verbo.

¿Cuál debe ser el gesto de la literatura en un mundo invadido por la frivolidad?

Ignoro lo que es la literatura. Puede ser que yo tenga una hipótesis personal acerca de lo que es, y usted tenga otra. Podríamos pasar muchas semanas dialogando para tratar de buscar algún punto de entendimiento. Lo que sí existe, es tangible, es escritura. Está en todas partes. La mayor parte siguiendo esa deriva de frivolidad que usted menciona, otra sirviendo de grito desesperado tratando de nombrar lo innombrable, otra muda, alguna más desarrollándose en los márgenes. Qué sé yo.

¿Cómo fue que llegamos a la bola negra por la puerta de atrás?

Cómo siempre lo hemos hecho. Comiéndonos a nosotros mismos. Antes deberíamos aplanarla un poco, como lo intentan ciertos terraplanistas, para entender dónde está el adelante y dónde el detrás.

En México, hasta la muerte ha perdido significado, ¿vivimos porque lo determina la liturgia del azar?

¿Usted ha leído la historia de este país? ¿ Puede mencionar algún momento donde lo que afirma no fue el estado natural de las cosas? Una cosa sí creo que es evidente. La existencia de ciertas reglas no escritas, de códigos que debemos estar descifrando de manera constante, precisamente porque no creo que el azar tenga cabida en esta forma de entender el mundo.

Desde los 43, la cifra de muertos dejó de tener sentido. Ahora son cientos de miles los muertos  y desaparecidos. ¿El número desplaza a la palabra en el discurso de la política?

¿ A qué 43 se refiere? ¿ A los normalistas? Ignoro sus razones para colocar esa tragedia como punto de partida de algo. Quizá, porque en la ola genocida en la que ocurrió ese hecho fueron los únicos que contaban con nombre y apellido, al estar inscritos como estudiantes. Es interesante señalar que en estos disfraces camaleónicos a los que me refería, el plan de desaparición violenta y masiva cuenta como característica el anonimato de la víctima. Desaparecer de manera lo más silenciosa posible a la mayor cantidad posible de población desechable. Destacar 43 de 70 mil es prueba de ello.

En el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, ¿el dato es ornamento, mentira, estómago o mera palabrería? El presidente siempre tiene otros datos sacados del tejido de su idea de la realidad… ¿O en dónde está la verdad?

Me parece que he expresado que no hay verdad, pero no ahora, nunca la ha habido. No creo que los datos de unos u otros sean sacados de ideas, sino de maneras determinadas de entender el mundo. Y me parece que debemos fijarnos y participar de manera tangible en afrontar la situación, más que estar de oyentes de qué cantidad nos tienen preparada.

La frase del sexenio, “abrazos, no balazos”, ¿esconde una maldad evangélica, una trampa asesina? 

¿Por qué piensa algo así? Me gustaría escuchar, más bien, cómo desarrolla su idea para llegar de una premisa a otra. Un ejercicio interesante de escucha.

¿Llegamos al bestiario del rencor? ¿Qué dice la forma de matar en México?

Insisto, no creo que hayamos llegado a ninguna parte. El mundo de parte del mundo. Desde las Antiguas Escrituras. Desde la teología de las culturas originarias. Quizá esté resumido en el “rencor vivo” del que hablaba Rulfo.

Ante las masacres, ¿vivimos la esperada estética del mundo sin Dios?  

Pero, para no remontarme a olas más lejanas, si se siguió escribiendo después del Holocausto, no caigamos en un curso básico de Teología.

¿Los corderos ahora obedecen al César? 

Sigo sin entender su “AHORA”. El devenir que intenta imponer en sus preguntas. Término con la reflexión del comienzo. Pareciera que usted concibiera él devenir histórico como algo lineal y partiera de la idea de que todo pasado fue mejor.

Ninguna flecha de la conversación se dejó en visto. El acuerdo se cumplió. Pregunta y respuesta, tal cuales.

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