Soledad

Yo, mi mayor desastre y mi mayor alegría.

Estoy sola, sola en mi casa, en mi salón, todo mío, me extiendo, por las paredes, me arrastro por el suelo, y sin embargo ni me muevo. Es este mi cuerpo que no tiene límites: soy todo cabeza y todo corazón, soy toneladas de piel, pelo, soy uñas. No hay parcelas ni delimitaciones. Soy toda una, soy mente, sentimiento, sensación, ¿Quién le dio todo el poder a la razón?  Yo no, pero esta cuerpa es mía, y aquí vivimos en sintonía. Yo, mi mayor desastre y mi mayor alegría.

Me acompaña mi presencia, la más dura jueza, y siempre conmigo mi miedo, mi vergüenza, mi intimidad. Yo soy, el más retorcido de los palíndromos. Muerdo mis uñas, me huelo y me saboreo, tengo sabor a avellana; qué confort, el hogar: es el sabor de la soledad. ¿A qué sabe? A melocotón tierno y a agua salada, inmensa, incontenible en ningún frasco. Sabe a café tostado, a torbellinos de palabras, sabe a mujer, sabe a calor. Un día naces y al día siguiente te mueres; esa franja, ¿Qué contiene? Mucho dolor, también desmedida risa, felicidad, deseo, alegría, llanto, todo y nada. Es una autopista en donde van variando paisajes, la ruta es en movimiento constante. Pasa ante mí, soledad, ambas estamos solas.

Hay flores, hay heridas, humo, vergüenza y jazmín. Pobre de mí que conté el tiempo en la holografía, lo conté en los cronómetros marinos , en segundos en horas y en días; pero, también conté la tristeza, los cultivos, las caras, la tristeza, las miradas, los amores y los azulejos, los senderos, las lunas, la sangre que vino y se fue, la conté. Afronté el vacío como destino, un reto complicado, también lo anoté en mi agenda, por si acaso. Mi ágora, donde sólo estoy yo, en medio de la plaza contemplando cada columna, visualizando la muerte. Ayer la vi de muy cerca, infame y bendita. Si aquello es morir, será algo dulce, y lleno de gozo, tendrá sabor a fruta tierna; más cruda es la vida. Todo esto sucede en mi soledad, crece, se ramifica, sucedo yo y sucede que recopilo las ideas y acumulo emociones, y las quemo, y me quedo sola de nuevo, sola, prendida, en llamas.  

Así es también la atmósfera, la luz, el instante, respiro, ardo. El presente nunca sabe si dar un paso hacia delante o un paso hacia atrás. Mi cuerpo delimitado, recipiente de mí ser líquido, que finalmente forma parte de un todo, desbordado de mi, se funde en el suelo, y se reúne con la esencia. Lo que te hago a ti me lo hago a mí. Tú soy, yo eres, ¿Quién puso los limites? ¿Fuiste yo y fui tú?  Todos perdimos y todos ganamos.

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