Foto: Ricardo López Si

Un poema que hable de ellos

De los otros que el único techo que tienen es el cielo sumergido en estrellas.

Por: Angie P. Rainbow.

Y si escribimos mejor de los cementerios llenos de inocentes, de la muerte injusta que se ríe a carcajadas, de los niños perdidos y las mujeres envueltas en sangre.

Y si escribimos mejor de esos que mueren de hambre cada mañana, de los otros que el único techo que tienen es el cielo sumergido en estrellas, de aquellos que en el bolsillo solo tienen de valor un recuerdo que palpita de frío.

Y si escribimos mejor de los que están arriba y se sienten los dueños del mundo; moviendo las fichas como mejor les conviene, adueñándose de cada rincón del planeta y destruyéndolo como si de su propiedad se tratase. Si mejor a ellos les gritamos con letras, les ponemos el arma de la poesía en la frente y les bombardeamos el alma con nuestra propia revolución llena de versos.

Y si escribimos mejor de las madres sin hijos, de los hijos olvidados, de los padres corrompidos que han sido sumergidos en las doctrinas falsas.

Y si escribimos mejor del egoísmo que traspasa los poros; que hace que nos encerremos en una burbuja de avaricia, donde creemos que sólo nosotros importamos sin importar a quienes allá afuera dañamos.

Y si escribimos mejor de la frivolidad que rodea a la sociedad; que se disfraza de autos lujosos fabricados con la piel y la sangre de ese animal que no tiene la culpa de nada, de la tortura de esos mismos animales que sólo sirve para el placer de los depravados, de premios vanos y seguidores del rebaño que tan sólo son alimentos del ego.

Y si escribimos mejor del amor verdadero; ese que lleva en su nombre la compasión, que lo acompaña dándole la mano la esperanza y que con un abrazo la gratitud le sonríe.

Y si escribimos mejor por aquellos que no pueden escribir, por los que tampoco pueden reír, por los que no pueden ver y también por esos que no pueden correr. Y si escribimos mejor por todo lo que nosotros sí podemos hacer.

Y si escribimos mejor un poema que hable de ellos; de esos que no tienen nada, de esos que tienen roto el espíritu. Y si hablamos de ellos y no de nosotros; porque ellos lo necesitan más, porque ellos están solos y nadie los oye y porque a ellos ya les duelen los dedos de tanto gritar.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *