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Lecturas de septiembre (IV)

Una figura señera de la literatura estadounidense del siglo XX, la novela de culto que inspiró a una generación de escritores argentinos implicados con lo gótico y dos autoras chilenas que confirman el excepcional estado de forma de las letras latinoamericanas comandan esta serie de lecturas propuestas por la redacción purgante.

Mao II; Don DeLillo

Publicada en 1991, Mao II es una de las obras más aclamadas del autor estadounidense Don DeLillo. Siguiendo el estilo que lo ha convertido en referencia de la literatura universal, esta novela parte de una primicia en apariencia sencilla que, mientras la trama continúa, se entrevera con múltiples ramificaciones. Si bien DeLillo disecciona la condición moderna del escritor, reflejada a través del personaje de Bill Gray y de su asistente Scott, es su sobrado talento narrativo el que le permite ese peculiar vaivén entre lo personal y lo global. Es así que podemos observar cómo la novela trata, en realidad, de algo más relevante que los devenires en la relación de su protagonista literato con su obsesivo asistente, o de su carrera aparentemente estancada en un bloqueo creativo definitivo. Tal y como demarca su sello personal y único, DeLillo se sirve de puntos focales transformados en personajes para abordar algo más cercano al todo. Si en Cosmópolis (2003) el multimillonario Eric Packer es el móvil (casi la mera excusa) para relatar un quiebre multinacional de la economía, en Mao II la utilización del caricaturizado escritor americano es la razón para mostrar que el futuro del mundo entero está en las masas. En la historia surcan imágenes que solo un escritor como Don DeLillo sería capaz de integrar y armonizar en una historia tan vertiginosa. La insistencia de una prosa que se esfuerza magistralmente para verlo todo desde múltiples perspectivas, desde el arte y sus referencias pictóricas y la influencia histórica en ellas, hasta los conflictos geopolíticos ante los cuales un séquito de personajes se comportan curiosamente desinteresados (aunque la vida de seres humanos esté en juego). Los escenarios y las atmósferas de Don DeLillo están en un punto sublime durante todo el desarrollo de Mao II, un profundo vacío semejante al hoyo que conduce a Alicia al País de las Maravillas (explícitamente explorado en otra de sus novelas cumbres: La estrella de Ratner [1976]), y que hacen de esta novela una obra imprescindible en la biblioteca de la literatura estadounidense contemporánea. 

Diario de Japón; María José Ferrada

No somos del todo conscientes de lo que puede detonar vaciar una biblioteca personal. Y hablo, desde luego, del acto de soltar, de despedirse de la vida, de liberarse de las palabras y, especialmente, del simbolismo implícito en el hecho de regalar un libro. El viaje de la chilena María José Ferrada a Japón comenzó, siendo adolescente, con cinco libros heredados: Confesiones de una máscara, Genji Monogotari, Lo bello y lo triste, Sombras de la montaña y El hombre caja. Esos libros luego mutaron en treinta años de lecturas, conversaciones, recuerdos, momentos, reflexiones e imágenes —puesto que en Japón la imagen es más importante que el discurso— condensadas en un diario que propone un viaje al centro del alma japonesa, que no es otra cosa que la resistencia del pensamiento mítico ante el pensamiento histórico. Habiendo palpado con anterioridad las obsesiones de la autora, resulta lógico que ponga especial interés en la extraña fascinación de los japoneses por los personajes caídos en desgracia, actores secundarios, monstruos, demonios, almas sobrenaturales y todo tipo de seres que habitan el lado oscuro del mundo. Porque la vida se trata de eso: de observar y aceptar los propios monstruos, hasta que, de tanto mirarlos, se aprenda a quererlos. Así como Japón puede ser muchas cosas —desde un conjunto de casi siete mil islas, un país hecho con ramas y piedras por un niño que juega a orillas del río Cautín o un patio de una casa de reposo para gente con melancolía— Diario de Japón se balancea entre la autobiografía fragmentaria, la crónica de viaje y el ensayo personal bajo una única consigna: huir de ese desesperado y peligroso intento de definir lo japonés.

El mal menor; C.E. Feiling

El mal menor (1996) es la última novela de C.E. (Carlos Eduardo “Charlie”) Feiling, un excéntrico autor argentino de ascendencia británica cuya muerte prematura por leucemia a los 35 años, truncó una carrera literaria muy prometedora y que abrió las puertas a autores como Pedro Mairal, Martín Felipe Castagnet, Samantha Schewblin, Juan Terranova, Diego Muzzio, Pablo Maurette o Luciano Lamberti (y puede que hasta Mariana Enríquez), quienes han dado vida al Gótico Argentino que Ernesto Sábato y Silvina Ocampo ya anunciaban a inicios de los 60. A pesar de su breve trayectoria, Feiling dejó una marca indeleble en la literatura argentina, especialmente en el género del terror psicológico, donde El mal menor se erige como una obra inquietante y fascinante, infinitamente superior a mucho de lo que vendría aprés. La primera hebra de la novela sigue la desventura de Inés, una mujer joven, chic, y un tanto nihilista que, tras la muerte de su madre, regresa a Buenos Aires para instalarse en el antiguo departamento familiar y se asocia en un restaurante con su amigo de la infancia, Alberto, iniciando una relación sexual con Leopoldo, un hombre mayor que es muy opuesto a ella. Desde el momento en que cruza la puerta, Inés es objeto de fenómenos perturbadores que parecen borrar la línea entre lo real y lo sobrenatural. La narración se alterna entre su perspectiva y la de un espiritualista con mamitis, creando un contrapunto que no solo enriquece la trama, sino que profundiza en las zonas más oscuras de la mente humana. Feiling juega magistralmente con las percepciones de sus personajes, y del lector, tejiendo una historia que no permite un refugio seguro: todo puede ser ilusorio, todo puede ser amenaza. Feiling destaca por su estilo preciso y por una prosa cargada de tensión, donde el miedo no surge de lo explícito, sino de lo sugerido. En El mal menor, la atmósfera opresiva es tan poderosa como los propios personajes, envolviendo al lector en una creciente sensación de malestar. A través de pequeños detalles y descripciones evocadoras, Feiling convierte lo cotidiano en algo ominoso, dejando en el aire preguntas sobre lo que es real y lo que no. Más allá de ser una novela de terror, esta es una obra que invita a reflexionar sobre la soledad, el duelo y la fragilidad mental. Como en sus otras dos novelas, El agua electrificada y la sátira social Un poeta nacional, Feiling demuestra su habilidad para explorar los miedos más íntimos y universales, dejando una impresión duradera en el lector. A casi tres décadas de su publicación, esta novela de culto (llevada al cine en 2020 por Natalia Meta) sigue siendo un referente del terror psicológico y un testimonio del talento de Feiling, cuyo legado merece ser redescubierto. Una lectura que no solo inquieta, sino que perdura.

El viaje de Shuna; Hayao Miyazaki

Desde que Hayao Miyazaki descubrió a principios de los 70 la leyenda tibetana El príncipe que se convirtió en perro, anhelaba una posible adaptación al formato animado. Más de diez años después e impulsado por la editorial Animage Bunko, el artista nipón presentaba El viaje de Shuna en junio de 1983, el relato de un valiente joven que al ver el hambre de su pueblo, decide emprender una travesía llena de obstáculos para encontrar las semillas mágicas que un misterioso viajero le sugiere. La reciente publicación en español de esta historia ilustrada (emonogatari, en japonés) es todo un evento, pues se encuentran ahí los cimientos de estética y temas que Miyazaki desarrollará en su obra posterior con el mítico Studio Ghibli, fundado en 1985. El viaje de Shuna resulta una narración optimista, que roza temas relevantes como la esclavitud, migración, cambio climático, guerra y el egoísmo de la condición humana; también hay tiempo para la amistad, la superación de la adversidad y lo místico, tópicos recurrentes en el universo Miyazaki, en las célebres películas de culto El viaje de Chihiro (2001) y La princesa Mononoke (1997). La belleza de las acuarelas que ilustran la historia son de una fuerza que emociona al lector, pues aunque los dibujos de Miyazaki provocan hundirse al interior de un territorio alegremente familiar, la trama se siente fresca, reinvención absoluta de una leyenda ancestral. Las andanzas del joven Shuna resultan inspiracionales, un personaje hundido en la calamidad que al conocer a dos jovencitas a quienes rescata de la opresión, le cambiarán su atribulada existencia, virando hacia la confianza que solo el amor proporciona. Los protagonistas de las historias de Hayao Miyazaki deben contar con la fe del lector y/o el espectador, pues son seres regularmente adentro de mundos opresivos, entornos quebrados, que están ahí para repararlos con sus acciones, obteniendo siempre al final, un aprendizaje. El manga Nausicaä del Valle del Viento (1982) y El viaje de Shuna tienen fuertes vínculos en forma y fondo, pero también un par de diferencias clave: mientras la primera tuvo su adaptación cinematográfica en 1984, la segunda es un trabajo único dentro de la obra de Miyazaki, pues hasta la fecha el animador de 83 años no ha vuelto a realizar ningún emonogatari. La radiante edición en español de pasta dura de Salamandra Graphic (presentada a la manera de los libros japoneses) es una joya de colección literaria, dividida en seis capítulos y un emotivo epílogo del autor. Cada ilustración, además, parece tener vida propia, desenvolviendo fábula y ambigüedad en un ambiente terroso que se volverá muy verde, de cegador brillo.

Space Invaders; Nona Fernández

En esta pequeña novela, la vida es una colección de fragmentos donde los sueños y la memoria nombran, desde el recuerdo, una época lastimada por la dictadura militar chilena y cuya represión no sólo se percibía en la estructura social, sino también al interior de las dinámicas infantiles. Es así que Nona Fernández retrata en una prosa casi de tintes poéticos cómo los niños y las niñas sufrían el impacto de la violencia que conlleva la desaparición o tortura de algún familiar. Y cómo, a su vez, el contexto que los rodeaba les impedía crear redes donde la amistad no estuviera acompañada de la tristeza. Quizá por eso, los personajes de Acosta, Zuñiga o Donoso siguen mirándonos desde el pasado, pendientes de que el olvido no borre el final de la historia.

Préstame tu nombre; Niria Suárez

Niria Suárez, autora venezolana residente en Florida, publicó su nueva obra, Préstame tu nombre, con la editorial Avant. Se trata de la historia de una mujer que busca la revelación de una verdad incómoda en su árbol genealógico, el porqué del sinsentido. Es este un relato coral e íntimo que van tejiendo las mujeres de una familia aparentemente perfecta; familia a la que la trama va descubriendo un pasado sombrío, un secreto vergonzoso, la ocultación y el encubrimiento de unos abusos sexuales, repetidos en el tiempo, en una época de patriarcado rancio y brutal, de hombres todopoderosos y mujeres sometidas que consentían, callaban y miraban hacia otro lado. Novela intrigante con aires detectivescos, de intrigas y preguntas que en ocasiones no se resuelven, de confesiones y arrepentimientos, de respuestas y verdades incompletas, movedizas, de realidades inesperadas y envolventes. Lagunas modianescas, giros imprevistos, ambigüedades cómplices, fisuras, dramas que, como algunos personajes concurrentes en sus páginas, de lejanos y distantes parecen increíbles, ficticios. Biografías turbias desdibujadas en la memoria como niebla en la niebla. La llaga de la pederastia apestando el ambiente viciado de los clanes y sus atavismos. Escribe Tolstói en el archiconocido inicio de Anna Karénina: todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz lo es a su manera. Aquí cada cual sobrelleva la tristeza como puede. Dice Niria Suárez que el camino al perdón está lleno de traiciones, tal vez la senda del olvido esté llena de vidas subyugadas. La desgracia y la violencia que no se quieren sacar a la luz producen una diáspora para víctimas y victimarios. Vivir con odio es morir a cada instante. Para sobrevivir con “normalidad” hay que pagar un caro precio y atravesar un difícil camino. La autora logra con estilo elegante y afinado atraparnos desde el primer momento en su polifonía, en su tela de araña, consigue que tomemos conciencia y partido, que adoptemos los nombres, la piel de las víctimas, su impotencia y su dolor, su seguir adelante rotas, recompuestas, a pesar de tanto mal padecido, las ganas de exorcizarlo y destruirlo mientras se cuenta, ese poder que las mujeres ultrajadas han tenido durante siglos al reunirse frente al fuego para hablar de todo aquello que no se puede expresar con palabras.

Cuentos de los años felices; Osvaldo Soriano

Posiblemente ‘El penal más largo del mundo’ se encuentra entre los mejores cinco cuentos de “futbol” de la historia. Y entrecomillo futbol porque Osvaldo Soriano (Mar del Plata, 1943 – Buenos Aires, 1997), escritor y periodista argentino, nos llena de nostalgia y lugares entrañables en la antología Cuentos de los años felices, donde el deporte más popular del mundo deja de ser un pasatiempo para convertirse en un hilo conductor que nos lleva a los espacios que ocupan los recuerdos imborrables. El libro es una serie de textos escritos en los años ochenta y principio de los noventa que se encuentran divididos en tres partes, cuyos títulos reflejan los grandes amores de su vida: “En nombre del padre”, “Otra historia” (una Argentina, atravesada por el peronismo) y “Pensar con los pies”, haciéndolo a través de una escritura cálida que se aleja de su estilo directo y seco. Sobresalen dentro de la compilación ‘Rosebud’, un cuento melancólico que gira en torno a la memoria, y el ya mencionado ‘El penal más largo del mundo’, una narración que lleva la historia de un penalti que tardó una semana en cobrarse y que contiene, sin duda, una revelación tan bella como la vida misma, hecha por el personaje principal del cuento, el Gato Díaz: “Yo me voy a consagrar cuando la rubia Ferreira me quiera querer”. Y sí, en la vida hay prioridades.

Niña; Camille Laurens

Camile Laurens entrega en Niña una reflexión personal sobre lo que implica ser mujer o, mejor dicho, sobre la circunstancia de nacer siendo niña en una sociedad como la nuestra. Laurens, hija y hermana en una familia de clase media en la ciudad francesa de Rouen, comienza a integrar en su sistema la aparente inferioridad frente a un hombre desde muy temprana edad, guiada por el ejemplo de sus padres. Es así que nos cuenta, a partir de su experiencia, sobre la normalización del abuso familiar, la limitación de su libertad de elección y la opresión. Al convertirse en madre, le surge la responsabilidad de reflexión sobre las implicaciones de tener a una niña, y de cómo criarla para que, primeramente, aprenda a protegerse y, después, pueda contribuir a cerrar la brecha de género.

El sin ventura Juan de Yuste; Alí Calderón

Pocos son los poetas que entregan al lector un poemario unificado por una historia. Y no hablo del estilo de verso escrito por los griegos, sino de uno que busca contarnos una historia desde una o diversas miradas. Alí Calderón ha incursionado en una especie de subgénero poético: poesía investigativa, para darle vida al poemario: El sin ventura Juan de Yuste (Círculo de Poesía, 2024), galardonado con el Premio Iberoamericano Bellas Artes de Poesía “Carlos Pellicer” para obra publicada 2024 que otorgan la Secretaría de Cultura Federal y la Secretaría de Cultura del Estado de Tabasco. Este poemario es un ejercicio de alquimia poética: hay una reapropiación o reescritura del lenguaje de la época de la Conquista tanto hablado por los españoles como por los pueblos originarios; y una variedad de perspectivas de una serie de acontecimientos que narran el sufrimiento del invasor y, por lo tanto, una diversidad de voces: Juan de Yuste, Bernal Díaz de Castillo y de una voz externa. Además nos recuerda la existencia de un personaje muy particular: Blas Botello de Puerto Plata: un astrólogo/brujo que les advirtió a los Conquistadores de varios acontecimientos que pudieron haber sido catastróficos de no ser por sus artes nigrománticas. Estamos ante un poemario arriesgado y valioso que nos regala otra forma de mirar un acontecimiento histórico y clave en la Historia de nuestro México. 

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