Lecturas de septiembre (II)

La portavoz de un estilo literario de orfebrería, historias que fluyen y dan un nuevo significado al viaje y amor, la guerra vista desde otros ojos, una fotografía del México conservador de la revolución, heridas que trascienden generaciones y retratos periodísticos de otro tiempo se hacen hueco en nuestras recomendaciones del mes.

La familia; Sara Mesa

Sara Mesa vuelve a romper moldes con una novela corta de personajes en historias que, como ciudadanos y como lectores, creemos erróneamente situados en los márgenes. Dando la vuelta al concepto tan inequívocamente positivo de “familia” logra plasmar los entresijos de secretos y heridas tras las vidas ascéticas de cuatro hermanos y sus dos padres, justamente retratados mediante el uso de diferentes perspectivas, generaciones y saltos temporales. El rumor constante de “el qué dirán”, la masculinidad del padre proveedor (tan tóxica y a la vez tan frágil), la violencia psicológica de una madre que calla y calla hasta que es su cuerpo el que habla. Y, ante la estricta educación paterna, las decepciones y el miedo a estas por parte de los hijos, la injusticia que algunos de ellos perciben en el desigual trato hacia sus hermanos. Este libro es, también, el sentido de total liberación de ataduras y cargas familiares que dan lugar a un mejor autoconcepto y a la creación de lazos sanos y nuevas “familias”, como ocurre por ejemplo en el caso del personaje de Rosa. Porque la familia no tiene por qué ser un grupo idílico ni seguro, porque tras los escondites se pueden observar en esta llantos, soledad, rencores, violencia. Por nuestra individualidad y derecho a intimidad: lean esta y otras impecables obras de Sara Mesa, una apuesta por un estilo literario de orfebrería.

Camino al este: crónicas de amor y desamor; Javier Sinay

Cuando te pones en movimiento, todo en tu entorno empieza a cambiar. Empiezas dando las primeras pisadas hacia un no lugar y terminas encontrando otros sitios que te trasportan a lo más profundo de tu ser, y más si existe un firme motivo para la partida. Las crónicas de viaje atrapan, son magnéticas. Un libro de estas características te imbuye y te hace conectar con lugares que jamás hubieras imaginado. Pero, ¿qué ocurre cuando lo enlazamos con el amor? Puede parecer muy trillado hablar del amor, pero existe una mala prensa hacia este término y su relación con la crónica. Se debería también puntualizar el hecho de considerar el amor en todas sus formas —en todos sus recorridos— no se debe quedar en el imaginario tradicional. El amor tiene muchas facetas y no solo es romántico —valga redundar. Cuando conjugamos el amor y el viaje se convierte en un hilo rojo, como cuenta la leyenda japonesa. No puede existir el uno sin el otro. El trayecto es aún más intenso y te da una perspectiva más notable de ciertas circunstancias. En el libro Camino al este: crónicas de amor y desamor (editorial TusQuets), Javier Sinay sintetiza a la perfección ese “nuevo” ideario. En una travesía de 14.953 km —Buenos Aires hasta Tokio, cruzando Eurasia— el periodista va en busca de su novia, quien marcha al país nipón para estudiar el Chado, la ceremonia del té. En todo este recorrido conoce más la profundidad de los lugares e, incluso, conoce parte de su propia vida: sus antepasados. Las diferentes historias que confluyen en un relato van dando un nuevo significado al viaje y al amor como la mejor conjugación para una travesía. En un largo trayecto «el cuerpo vuelve cansado y el alma resucitada». A veces solo hay que caminar hasta el Higashi.

Los últimos días de nuestros padres; Joël Dicker

La naturaleza autodestructiva del ser humano lo ha llevado a embaucarse en innumerables guerras, donde jóvenes soldados son utilizados como herramientas de muerte y violencia. Pocas veces se explora el trasfondo de los militares que, ante la barbarie de la guerra, crean grupos con lazos emocionales cercanos al término familia. Los últimos días de nuestros padres, la primera novela del otrora niño prodigio literario Joël Dicker (el suizo que se convirtió en la sensación mundial de las librerías gracias a su tremenda obra La verdad sobre el caso Harry Quebert del 2012), narra hechos acontecidos durante la segunda guerra mundial, cuando en 1940, Winston Churchill decide crear una nueva división secreta de espionaje para sabotear al enemigo alemán desde el interior. Bajo ese contexto, Paul-Émile es un joven soldado que termina siendo reclutado por el Special Operations Executive; el lector será testigo de la ardua preparación para convertirse en un agente infiltrado tras líneas enemigas, donde conocerá el horror del conflicto armado, mientras se relaciona con amigos entrañables y se enamora de la bella Laura, su compañera de escuadrón. Joël Dicker le da un emotivo rostro a cada uno de sus personajes, los humaniza y los convierte en un grupo de héroes que, aunque caminan a un lado de la muerte y la crueldad despiadada, tienen tiempo para hablar de temas muy humanos; sonríen, extrañan y aman, en largos diálogos que desnudan las motivaciones y sueños de un grupo de militares que, irremediablemente al estar juntos, forman un hogar. La amenaza, vista como el enemigo omnipresente que azota la tranquilidad de Paul-Émile y sus compañeros, llegará por medio de la dureza y tensión que el autor consigue transmitir desde el inicio y hasta la última página del libro. Multipremiado y elogiado por el círculo literario, Los últimos días de nuestros padres es una oportunidad única para acercarse al interior de la guerra y verla con otros ojos. El estilo ágil de la pluma de Joël Dicker convierte el viaje en una lectura adictiva, fascinante y, al final, esperanzadora.

Como agua para chocolate; Laura Esquivel

Como agua para chocolate es un clásico de la literatura mexicana que se popularizó a través de su adaptación al cine, por ahí de los años noventa. La obra de Laura Esquivel nos muestra una fotografía del México conservador en los tiempos de la Revolución, con un enfoque culinario importante, puesto que resalta los sabores y aromas de la gastronomía mexicana. Tita, la protagonista de la historia, es la hija menor de una familia de rancho que habita en el norte del país. Abnegada y destinada a pasar el resto de su vida con su madre, debido al peso que tenían en la época las tradiciones familiares, utiliza sus habilidades culinarias como medio de expresión y liberación. Está claro que como toda buena novela, el romance, la pasión y el desamor son el eje central de la trama, con una buena inyección de realismo mágico. Encontré esta obra en en la pila de las recomendaciones de literatura extranjera en una librería en Francia, ¿ y cómo resistirme a ella? Leer a Esquivel desde el otro lado del mundo es sumergirte en el frenesí propio de México con todo y sus matices.

Carcoma; Layla Martínez

Publicada por la casa editorial independiente Amor de Madre, Carcoma es la primera novela de la editora y escritora Layla Martínez. Una obra sobrenatural y política a dos voces que cuenta la historia de una herida que es arrastrada de generación en generación y lleva a cuestas el peso de una casa. A través de una novela de terror con toques de realismo mágico latinoamericano, la autora aborda temas complejos como la violencia intrafamiliar y patriarcal, los traumas colectivos, las enfermedades, violaciones, la guerra, la separación social y el rechazo entre clases. Todos los lugares que habitamos guardan en sus paredes los sucesos que durante toda nuestra vida presenciamos y nos marcan para siempre. Esta casa se encuentra rodeada de sombras, ruidos, de fantasmas en los armarios, de presencias extrañas bajo las camas, de mucho miedo. Es el relato de una familia que sufrió durante muchísimo tiempo e intentó sobrevivir, a pesar del rechazo y el odio de todas las personas a su alrededor, y que poco a poco va tomando venganza y toma el control de su historia.

Retratos y encuentros; Gay Talese

Resulta sorprendente que el hijo de un sastre calabrés y una madre italoamericana que dirigía el negocio familiar de prendas de vestir haya llegado tan lejos en el periodismo sosteniéndose sobre dos báculos que, en apariencia, son bastante ordinarios: aprender a escuchar y no interrumpir nunca. Como carta de presentación, Retratos y encuentros, editado en Hispanoamérica por Alfaguara, presume el ya legendario «Frank Sinatra está resfriado», que para muchos sigue siendo la mejor pieza de periodismo narrativo que se haya escrito jamás: «Con la mayoría de mujeres con las que sale, Sinatra nunca sabe, dicen sus amigos, si lo quieren por lo que puede hacer por ellas ahora…o hará por ellas después. Con Ava Gardner fue distinto. Ella estaba por encima». Desde luego que el perfil sobre otro italoamericano contumaz, Joe DiMaggio, no desmerece en lo absoluto, especialmente cuando rememora aquella escena en la que Marilyn Monroe, su entonces esposa, pierde el control de su vestido con el huracán desencadenado por el metro subterráneo en The Seven Year Itch, una cinta dirigida por Billy Wilder. Cuenta Talese que cuando DiMaggio llegó a la Avenida Lexington de Nueva York, en medio de un enjambre de gente arremolinada alrededor de la actriz, la leyenda de los Yankees tuvo a bien decir: «¿Qué demonios pasa aquí?». Mi favorito, sin embargo, es el perfil que hace sobre el actor irlandés Peter O’Toole, sacralizado como Lawrence de Arabia y el Lord Jim conradiano: «¿Irlanda? Puedes amarla pero no vivir en ella». Contador de historias de otro tiempo, sin lugar a dudas.

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