Los versos simples tienen orígenes fílmicos y literarios. Nacieron con la película Youth, de Paolo Sorrentino, y con los Versos Sencillos de José Martí. En Youth se habla de una serie de canciones que están hechas para que solamente una persona las cante y que, sin embargo, ya no puede cantar. Los Versos Sencillos de Martí, por otro lado, resaltan la belleza del entorno y a menudo de instantes.
De modo que mis versos fueron la reinterpretación de ambos conceptos, escritos para que una única persona los recite y para remarcar la belleza de la cotidianidad, encontrar la poesía escondida a simple vista. Uno de los motivos por los que es tan difícil escribir poesía (y escribir en sí) es porque el escritor suele esperar que suceda un evento magnífico, algo “digno” de escribir. Los versos simples intentan crear un registro sobre la profundidad de las cosas que creemos vacías.
Buscan explicar el amor a través de lo esencial. Demostrar que, si nos fijamos bien, en todos lados hay algo digno de un poema, algo digno para que solamente una persona pueda leer. Si lo escrito perdura más, que sirva como registro de un tiempo, un sentimiento, un espacio y, por sobre todo, como registro de que alguien, alguna vez amó.