Lecturas de junio (IV)

Nombres como los de Maggie Nelson, Simone De Beauvoir, Roman Polanski y Emma Cline figuran en las lecturas de junio propuestas por la redacción purgante.

Bluets; Maggie Nelson

“Supongamos que comenzará diciendo que me he enamorado de un color”. Así comienza Bluets, un texto roto en 240 pedazos que desdibuja la línea entre el azul, el dolor y el goce. Y al leerlos se hace un tajo sobre la piel, un corte precioso, una narrativa doliente y sumamente placentera. Y es que es un deleite lo que los colores pueden hacer en nosotros o lo que nosotros podemos hacer con los colores. Ya lo escribía Clarice Lispector en su Cuento contemporáneo: “El amor es rojo, los celos son verdes, mis ojos son verdes”. Maggie Nelson toma este relevo cromático dejándose arrastrar por su conjuro: “Así que me enamoré de un color –en este caso el color azul– como si cayera bajo un hechizo, un hechizo por el que luché, alternativamente, para permanecer y salir de él”. En Bluets caben muchas obsesiones dentro de una sola; la colección de piezas azules de la autora, que le han ido regalando sus seres cercanos a través de los años, alimentando así, más y más su apetito azul; pensamientos filosóficos, apuntes científicos, estudios sobre el color, lírica del dolor , pétalos de flores, reflexiones sobre la enfermedad, amor, sexo, soledad; todas ellas cosidas a través de un hilo vibrante cobalto, añil, índigo, turquesa y otros mil tonos azulados sin nombre. ¿Es el azul cómo afirma la lengua anglosajona el color de la tristeza? En inglés estar triste es estar azul. I am blue: “Sobre todo, he sentido cómo me convertí en sirvienta de la tristeza. Aún busco la belleza en ello”. Nelson va desde una mirada que observa el mundo y a sí misma: “¿Por qué es azul el cielo? Ahora me gusta recordar solo la pregunta, me recuerda ni que mi mente es esencialmente un colador, que soy mortal”. Hasta lo más profundo de los apetitos, quizás no tan azules: “Hay un color en el interior de follar, pero no es el azul”. ¿Y qué color es ese? Bluets nos permite rozar el azul más azul, su ausencia y la desesperación constante por la imposibilidad de hacerlo nuestro: “¿Será estar enamorado del azul, estar enamorado de una perturbación? O ¿es el amor un mismo trastorno? Y ¿qué tipo de locura es, en cualquier caso, estar enamorado de algo que es constitucionalmente capaz de responder?” Y es que, como afirma la filósofa española Azahara Alonso: “Hay un placer atávico en todo lo que se desmorona y no sale como estaba previsto”. Así sucede la propia existencia sin una hoja de ruta fija, sin fórmulas exactas, como el azul del mundo que lo inunda todo, desaparece y aparece cuando menos lo esperábamos. La voz de Nelson nos empuja a indagar en nuestros deseos más profundos, infinitos e insaciables. Y una vez que tropiezas con Bluets sólo puedes remar en círculos sobre el océano de todas y cada una de las cosas, azules o no: “No puedo pensar en ningún instante en que el azul me haya provocado desesperanza”.

Extraño oficio; María Teresa Andruetto

Extraño oficio, en homenaje a la novela de Silvia Polleti, surge de la necesidad de la narradora argentina María Teresa Andruetto por perpetuar historias en forma de anécdotas, crónicas o relatos para que no formen parte del archivo del olvido. Es, por tanto, un canto a la memoria y la tradición oral, pero, sobre todo, un recordatorio de que, antes de ser un oficio, la escritura es muchas otras cosas: mirar, escuchar, recordar, conocer. Es así que descubrimos a lo largo de cincuenta y seis entrañables historias cortas que las ciudades verdaderamente feas son aquellas que se asientan sobre la explotación de otros pueblos, que el puente por donde Juanes cantó es la frontera más tangible entre Colombia y Venezuela, que sin Enriqueta Muñiz no habría visto la luz Operación Masacre, que nada de lo que un escritor crea puede escapar de lo que es, que la vida y la literatura se espejan todo el tiempo, que la elección en la lengua de un escritor revela el costo que está dispuesto a pagar para encontrarse con sus lectores, que la ficción es una mentira que se construye para contar la verdad más incontrovertible, que un libro es, ante todo, el lugar donde se encuentran dos subjetividades y que ser inmigrante es hablar varias lenguas y convertirse, de un plumazo, en un analfabeto. Andruetto, cronista errante y sensible, fue bendecida con el don de la memoria emotiva, la vocación de la contadora de historias infatigable y la empatía que le permite distinguirse como el altavoz de los bordes y los márgenes.  

Memorias; Roman Polanski

Rajmund Roman Thierry Polański tiene hoy en día 90 años de edad. El cineasta ha atravesado una vida siempre manchada por la tragedia: una infancia cruel en Cracovia, el asesinato de su esposa Sharon Tate, las acusaciones de violación y la muerte de Geoffrey Unsworth en un set de filmación. Sin embargo, Polanski confiesa en sus memorias no arrepentirse de nada; por el contrario, atesora los acontecimientos de su existencia, eventos que lo han llevado a la tranquilidad de formar una familia con el amor de su vida: la actriz Emmanuelle Seigner. Originalmente publicado al inicio de la década de los ochenta, Memorias encontró problemas en su distribución por inconvenientes legales y las detenciones del también actor; sería hasta el otoño del 2015 cuando vería la luz en una flamante edición corregida y aumentada con un epílogo en el que Polanski hace un corte de caja con su lúgubre pasado. El volumen comprende el periodo entre los primeros recuerdos del director y la filmación de su película Tess (1979); un recorrido donde el lector podrá conocer las dificultades para levantar proyectos fílmicos, los triunfos en el teatro, el paso por prisión y las vertiginosas visitas a los festivales más prestigiosos del mundo, recibiendo igual aplausos que rechiflas. Polanski rememora el hambre y la angustia que vivió tras la ocupación alemana, el dolor de perder a su madre y el horror de sobrevivir desconfiado; el trabajo en sus primeros cortometrajes, la filmación de su ópera prima El cuchillo en el agua (1962), el triunfo de Rosemary’s Baby (1968) y Chinatown (1974), además de narrar de forma lírica momentos trascendentales de su vida, como el día que conoció a las actrices Sharon Tate y Nastassja Kinski. Memorias es también una extensa y sutil clase de cinematografía, donde Polanski explica por qué pone la cámara en determinados lugares, cómo es el proceso creativo al desarrollar sus guiones, la colaboración con los directores de fotografía y su manera de dirigir a los actores en el set. La vida turbulenta de Roman Polanski confirma aquella idea que reza: debe separarse al autor de la obra. No puede negarse que el cineasta es un genio detrás de la cámara y uno de los artistas más influyentes de nuestro tiempo, responsable de obras maestras como El pianista (2002), Bitter Moon (1992) y Repulsión (1965). Su turbulenta conducta, parecida a una novela que se adereza con tragedia y humor negro, otorga un mensaje final ambivalente: vive sin miedo y convierte el dolor en arte.

The Guest; Emma Cline

Con su debut, The Girls, novela aparecida en 2016, Emma Cline se dejó ver como una voz notable en la nueva narrativa estadounidense: inspirándose en los asesinatos Manson (que tantas obsesiones e historias han generado desde 1969), consiguió crear una atmósfera en torno a una niña de 14 años que peligrosamente se acerca al culto de personalidad de un profeta peligroso. A este best-seller que ganó premios, siguieron la novella titulada Harvey, que pretendía contar la historia del arresto de Harvey Weinstein desde el punto de vista de él mismo, y la desigual colección de relatos Daddy. En 2023 aparece The Guest, su segunda novela que presenta de una manera lúgubre la caída de la frivoloide y muy joven ex-escort llamada Alex, quien al verse obligada a abandonar Manhattan bajo circunstancias humillantes, se refugia como huésped de un sugar daddy millonetas en un glamoroso enclave a pie de playa (Los Hamptons, uno supone), donde su superficialidad, carácter obtuso, inmadurez y pasado se conjugan en la relumbrante coctelera del 1% para destrozar todas las posibilidades de su futuro, esto con su propia atolondrada (pero involuntaria) complicidad. The Guest es un retelling (técnica narrativa de moda) posmoderno del siniestro y célebre relato existencialista The Swimmer, de John Cheever. Como en el original, el personaje protagónico hace un recorrido por diversos escenarios, cada vez más hostiles, que lo confrontan con una realidad que deliberadamente ha decidido ignorar. La novela de Cline se lee prácticamente de una sentada, aún si sus personajes, en especial Alex, son profundamente patéticos irritantes y repelentes (sólo se salvan un par), aunque tal vez se deba a esto parte de su efecto: a manera de espejo sin piedad de un sector materialista de la sociedad y sus rémoras, es muy eficiente y está escrita de modo pulcro, si bien este tipo de fábulas de ambiguedad moral le sale mejor a Joyce Carol Oates o Bret Easton Ellis. Aunque es casi (casi) tan efectiva como el original de Cheever, lo cierto es que esta novela solo consigue un logro formal: dejar un gusto amargo en la boca (¿los ojos? ¿La mente?) del lector.

Malentendido en Moscú; Simone De Beauvoir

Esta traducción de Joachim De Nys, con prólogo de Rosa Regás, nos trae una historia muy particular, la cual fue escrita por Simone de Beauvoir alrededor de 1966 y 1967, justo cuando se encontraba preparando los relatos que conformarían La mujer rota. Sin embargo, este texto permaneció inédito hasta su publicación en 1992, demostrando así, que independientemente de la temporalidad, aún poseía la materia crítica necesaria para evidenciar el desgaste de una pareja y los cuestionamientos políticos y personales que surgen a partir de dicho dilema. Hecho, por otra parte, que logra muy bien por medio del personaje de Nicole, sin olvidar el retrato magistral que aquí nos muestra Simone al contarnos la vida diaria en la URSS a través de Masha, la hija de André. De modo que esto se convierte, también, en una crónica que nos deja un recuerdo cotidiano de lo que fue la sociedad soviética.

Los nombres que te he dado; José Mateos

Cuesta toda una vida hacerse a un lado, desaparecer. El poeta se borra o se empequeñece, se muestra frágil, muy humano, baja la guardia y ve cómo sus huellas se ausentan cada vez más en el poema, como cuando pasea entre las dunas o por la orilla de la playa. Quiere ser nube, agua que corre, acuarela, brisa grata en las noches de verano, silencio y abrazo en el duelo, desea volver a mirar como un niño, recobrar la inocencia, dormir en paz. Los nombres que te he dado es la suma poética de cuarenta años de intensa dedicación lírica (1983-2023) más un libro inédito de uno de nuestros poetas fundamentales: José Mateos. Enraizado profundamente en los clásicos, dotado para una musicalidad extraordinaria, de tendencia creciente hacia la desnudez y el despojamiento, la intemperie y el vuelo. Maestro del arte del sí menor, de la aceptación y el agradecimiento. Solo desde lo humilde y la sencillez es posible hablar de los temas de siempre, del amor, de Dios y de la muerte, de lo trascendente, lo fundamental, de lo que no sabemos y nos mata de sed. Desde el silencio brotan siempre esas pocas palabras sinceras que aportan un poco de luz en la gran oscuridad que nos rodea, en el centro agridulce del misterio. Este libro es uno de esos que uno sabe a ciencia cierta que le acompañará durante toda la vida, aportando alivio y sabiduría, bien, verdad y belleza. Si un día arde mi casa, que este libro se salve.

Poemas de la Bruja (Tarot Gráfiko); Estefanía Yetzel Navarro

Crecida en selva. Poemas de la Bruja (Tarot Gráfiko), de Estefanía Yetzel Navarro, es una joya de la literatura hecha en México de forma independiente, pues recurre a la poesía para transmutar al verso en conjuro mágico, en canto divino, que al mismo tiempo es un transitar por el sendero iniciático. Un sendero que exige volver a las raíces: la tierra, para re-encontrar y, por ende, re-conectar con la pureza del Ser Femenino, la esencia de Estefanía Yetzel. Este poemario es resultado de una búsqueda: crear poesía femenina, a partir de la raíz primaria: el conjuro, así como los arrullos y oraciones de la época de la Nueva España. Pero también una necesidad: crear un lenguaje propio: hallar su voz dentro de este inmenso mar llamado vida. Este transitar le llevó a re-conectar no sólo consigo misma, sino con su linaje femenino y a comprender la delgada línea que une y divide: la vida de la muerte. Estefanía descendió a su caverna interior para emerger como una bruja capaz de conjurar su realidad a través de la poesía. El poemario viene acompañado de cinco grabados -realizados por Flor de perro- de Arcanos Mayores del Tarot, inspirados en el poemario, así que también estamos ante un ejercicio de re-apropiación. Una joya por dónde se le guste ver.

Plomo en los bolsillos; Ander Izagirre

El término «país bicicletero» tiene, de facto, un dejo ofensivo –cuando, por ejemplo, podría ser hoy día un término avant-garde y progre–, puesto que frecuentemente se utiliza en términos peyorativos refiriéndose al retraso en casi todos los frentes de la vida –en variadas ocasiones el agraviado es mi propio país: México–. Bueno, para gente como yo, ignorante del tema, hay lugares donde el ciclismo no solo es algo fundamental, es la competencia deportiva más importante cada año: Le Tour de France. Si usted es de las personas que buscan no solo informarse sino adentrarse en (como bien apunta la portada del libro) «malandanzas, fanfarronadas, traiciones, alegrías, hazañas y sorpresas del Tour de Francia» debe sí o sí buscar las letras de Ander Izagirre (San Sebastián, País Vasco, 1976) en esta compilación de historias a través del tiempo de la competición ciclística más prestigiosa del planeta. Plomo en los bolsillos, ganador del premio Libro Deportivo del Año Marca 2004, es una sucesión de etapas de vida, de retos, de héroes y villanos, historias trágicas y hazañas sobrehumanas del deporte y de los deportistas a través de sus protagonistas. Afirma Ander en su sinopsis que «el sufrimiento que impone el Tour es de plomo, pero también lo es el empeño de los ciclistas». Como siempre lo mejor del deporte (y la vida) son las historias y si nos las cuenta Izagirre no podemos pedir más.

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