El quinto rostro de Rorschach

Mariposas de mal augurio 

entran de nuevo en mi habitación,

con la herencia de alas rotas 

viajan dignas de la herencia de Ícaro;

escapan de la prisión 

que imponen las ventanas

y huyo con ellas,

siendo apenas la sombra 

de un ser alado,

me dispongo a escapar 

de la invernal tradición de voltear a ver 

mis pies;

me voy con sus males,

dejándome caer en picada a la presa,

por sentir el viento contra el rostro 

y encaminarme al sol. 

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