Hablaremos de los libros que no quisiste leer. (Y de los que leíste, pero como quien se pone guantes para dar la mano, temiendo que sus palabras vivas pudieran arrancarte de tu sueño).
Maneras de vivir y maneras de morir

Hablaremos de los libros que no quisiste leer. (Y de los que leíste, pero como quien se pone guantes para dar la mano, temiendo que sus palabras vivas pudieran arrancarte de tu sueño).
Allí besé hasta el último agave, tan lejos del pueblo y tan cerca de Dios.
Sobre una serie de pensamientos crispados y fugaces escritos en noches varias, acerca de la realidad que golpea la existencia.
En mi extravío, yo me he sentido más de una vez, una falena azul en el último trance…
Te quiero noche a noche y beso a beso. Te quiero con mis noches y con mis días.
Tiranas páginas en blanco, nunca cambiarán la inclemencia, tu desamparo.
Atravesando los cristales, respira y calla, y a su alrededor todo es símbolo.
Y la gente cruda y los animales muertos parecen estar ahí como productos de la imaginación.
Felices los sin tierra, pues hunden sus raíces, del aire, en lo más puro.
Ola tras ola dejo que la corriente me arrastre a la arena.
No sé, nada, ni quiero y eso me hace libre, muy, y de plastilina.
Sé todo lo que puedas. Y ojalá que cuando me veas, no me hables .
En mis sueños, el poema ya está escrito, ella aparece y lo plasma en braille.
Fabuloso escenario de un amor no declarado. Una palabra de más podía romperlo todo.
Y nos habremos de encontrar en un trozo de cielo.
Me cuesta agarrar el hilo de una vez. El peor duelo es aquel que se puede evitar.
Llegará el día que todo lo sufrido se irá y despertaré de este sueño pavoroso. Seguiré soñando entre líneas divididas.
Llegarán palabras urgentes, vientos de entusiasmo, relojes sin prisa, soles cargados de encuentros y lunas libres de llantos.
Cuanto más lejos se encuentre de esta metafísica, más podré con paciencia encontrar un no lugar.
Un dolor presente, sombra de un árbol de la eternidad, un presente abierto al tiempo, la senda de la mortalidad.