Foto: Janiela Cid.

Lecturas de julio (II)

Leila Slimani, Bret Easton Ellis, Sandrone Dazieri, Elena Ferrante, Silvana Rabinovich, Chuck Palahniuk, Fernando Aramburu y Pedro Ángel Palou se abren paso en las recomendaciones de la redacción purgante para despedir julio.

En el jardín del ogro; Leila Slimani

¿Cuánto vale una soledad llena de gente? El vivir con el deseo de rellenar silencios, de satisfacer placeres, de envenenarse con pieles. En el jardín del ogro es la primera novela de la escritora Leila Slimani, publicada inicialmente en el 2014 y que llegó a España en el 2019 de la mano de la Editorial Cabaret Voltaire. Esta inolvidable obra de ficción nos cuenta la historia de Adèle, una periodista que vive en Montmartre, con su esposo y su hijo de tres años. Parece tener una vida normal, idílica, pero la protagonista oculta el secreto de su hipersexualidad. Una autora que recomiendo por la riqueza de sus personajes y la calidad de su escritura, una intensidad que me recuerda a Annie Ernaux. En esta historia nos pasea por una trama repleta de vaivenes, de oscuridad, cargada de reflexiones secretas, de esas que solo discutes con la almohada con un poco de vergüenza. Leila Slimani no nos cuenta, nos demuestra con hechos los contrastes que componen a los integrantes de esta historia. La lucha entre lo que dicta la sociedad y los deseos del alma, ese deseo que arrastra y hunde si no se controla y calma, que quema y enferma, pero que al final forma parte de la esencia de lo humano y lo fugaz.

Las leyes de la atracción; Bret Easton Ellis

Después del celebrado debut literario Menos que cero (1985), Bret Easton Ellis continuó explorando la pesadez de la juventud norteamericana de finales de los años ochenta con Las leyes de la atracción, una crónica explícita de la vida universitaria que el mismo Ellis experimentó en su alma mater: Bennington College. Los personajes narran en primera persona sus andanzas entre fiestas, sexo, drogas, infidelidades y depresión, al tiempo que asisten a un campus universitario en el que se hace de todo, menos estudiar. Sean, Lauren y Paul son los protagonistas que, además de formar un peculiar triángulo amoroso, atraviesan toda la narrativa con las detalladas descripciones de entornos y sentimientos que demuestran la poca empatía de una generación que sufre un síndrome vigente todavía: el egoísmo. Se trata de seres que se interesan por pasar periodos cortos de felicidad, gracias al sexo y las estupefacientes que van pescando en su día a día; Sean, Lauren y Paul se sienten eternos y se debaten entre vivir despreocupadamente por ser privilegiados, o complicarse la existencia de forma innecesaria debido a sus acciones, siempre al límite. Bret Easton Ellis comienza y termina su relato a la mitad de una frase, alegoría de la pesadilla cíclica en la que viven atrapados los personajes, vorágine libertina donde todos se sienten atraídos por todos, lo que lleva al consecuente caos emocional. Adaptada al cine en 2002 por el director Roger Avary, (tremenda adaptación, tremenda secuencia inicial) Las leyes de la atracción es una sátira empapada de cinismo en la que su autor crea un estilo compulsivo cargado de crítica a la falsedad e insatisfacción del estilo de vida estadounidense. Los jóvenes que en esas páginas se drogan, se acuestan y pierden el tiempo entre decepciones amorosas, más tarde tendrán la responsabilidad de dirigir empresas y manejar al país; será entonces, cuando la barbarie emerja como un monstruo despiadado. Influencia definitiva en un sinfín de autores, Las leyes de la atracción y la literatura de Bret Easton Ellis ha tocado incluso a escritores nacionales como Daniel Krauze y su Fallas de origen (2012), el reflejo del malestar humano en la idiosincrasia mexicana privilegiada. 

No está solo; Sandrone Dazieri

No está solo (Uccidi il padre), del escritor y guionista italiano Sandrone Dazieri, es un thriller brutal que se cocina a fuego lento en la espera de voraces lectores de intriga y suspenso. Dazieri, quien abandonó la carrera de cocinero para contar historias a través de imágenes mentales, creó una fusión literaria adictiva de principio a fin. No está solo es la primera parte de una serie que se desarrolla a partir de una investigación extraoficial por la desaparición de un niño y el asesinato de su madre. A cargo de esta pesquisa están Colomba Caselli, una policía en excedencia laboral tras haber vivido un evento traumático a lo que ella llama El desastre, y Dante Torre, un claustrofóbico sobreviviente de un sórdido secuestro que vivió por de más de 11 años a manos de a quien él llama El padre. Dazieri cocina a placer pequeñas dosis de incertidumbre que le dan toda la sazón a la trama. Reparte datos exactos, como si fueran los ingredientes de un pastel, y los mezcla delicadamente mientras el horno caliente espera. Cuando crees estar cerca de probar el pastel y confirmar el sabor de los múltiples escenarios que imaginaste durante su preparación, Dazieri te tira el pastel en la cara y te da una cucharada de un sabor insospechado; así sabe el arte de saber escribir giros extraordinarios. Es un thriller que no puedes dejar de leer. Anfetamina pura. Un libro con más de 600 páginas que debería tener al inicio una nota que diga: «No apto para personas susceptibles a las sustancias psicoactivas». Con un magistral y conspiranoico desenlace, No está solo te invita a quedarte por un largo tiempo en el universo dazieriano. Hasta ahora, mi mejor descubrimiento literario del año.

En los márgenes; Elena Ferrante

Si aquella sentencia en torno a que somos lo que subrayamos en los libros es inapeable, me temo que las reflexiones que condensa Elena Ferrante en Los márgenes. Sobre el placer de leer y escribir me redefinieron como lector. Y tiene sentido, puesto que no hay mejor lugar para cuestionar los discursos que se perpetúan por herencia que los márgenes. Desde el primer tramo del libro, dividido en cuatro bloques que en su día sirvieron como conferencias magistrales en la Catedral Humberto Eco de la Universidad de Bolonia, Ferrante propone una nueva manera de entender la escritura a partir de dos prismas claramente contrastados: la escritura condescendiente y la escritura impetuosa, porque para ella escribir «no es un gesto elegante, estudiado, sino un acto compulsivo». Además de impugnar las frases de quirófano, Ferrante desmonta el oficio de  escritor como algo inherente a la tradición masculina. Incluso da ciertas pistas sobre la creación de su famoso pseudónimo, bajo la premisa de quien escribe de verdad no tiene nombre. A lo largo del libro, la enigmática narradora napolitana defiende la idea de la literatura como un gesto más o menos artesanal que consiste en hurgar en un deposito hasta encontrar las palabras adecuadas. Al terminar de leer a Ferrante me pasó lo mismo que a ella con Italo Svevo: me convencí de que tenía problemas similares a los míos, pero que sabía mucho más sobre ellos.

La Biblia y el dron; Silvana Rabinovich

La palabra transforma y, por ende, la lengua podría —desde la buena intención— ser sinónimo de evolución y cambio. ¿Qué ocurre cuando se usa para someter y doblegar? Que la palabra tiene un poder incalculable y se refleja en las escrituras sagradas. La palabra del altísimo es incontrovertible. Así pues, el descrédito radical vuelve estéril a la palabra. Esta obra te invita a dudar, a repensar y a cuestionar. Silvana Rabinovich, tras un exhaustivo trabajo de investigación, hace entrega de este libro donde desgrana los engranajes del sionismo a los que desde la manipulación teológica se ha reverenciado el discurso político de Israel. La composición del libro se trata de seis ensayos independientes pero relacionados entre sí. Completan un estudio riguroso y dotado de diferentes fuentes donde todas las voces han tenido cabida para entender mejor el conflicto. Es importante aclarar que en la “Biblia y el dron: sobre usos y abusos de figuras bíblicas en el discurso político de Israel” no se ataca a las escrituras, sino cómo la interpretación y traducción de ellas son las que se usan para justificar el daño que se realiza a un pueblo. Es decir, la transformación de las palabras, unas letras que matan.  Es importante citar una frase que en el libro, creo, refleja la problemática: “No hay forma de matar al otro sin morir con él”.

Los vencejos; Fernando Aramburu

¿Hasta dónde es suficiente vivir? O simplemente, ¿hasta dónde es suficiente? Toni, un profesor de filosofía que emana frustración y enojo, ha tomado la decisión de terminar con su vida en exactamente un año. Fernando Aramburu nos regala una novela a manera de diario, un recuento de 365 días redactado cada noche por el personaje principal, invitándonos viaje de introspección en donde se va diseccionando todos los lazos que éste tiene con el mundo y con su mundo. La historia se va armando por piezas distintas, a manera de Lego®️, para que al final todo vaya cobrando sentido. O, quizá, nada lo tiene. Los seres y situaciones que rodean al docente son, de alguna forma, parte de nuestro entorno y lleva a cuestionarnos sobre nuestra vida diaria y sus implicaciones, donde —creo— el autor no pretende aleccionarnos ni emitir juicio alguno, simplemente nos delata algo que sabemos: la vida es todos los días.

Pigmeo; Chuck Palahniuk

Otro día en la oficina. Sentado en una silla comodísima entre cerumen de oreja y fluidos cerebrales. La cabeza de Chuck Palahniuk puede que no sea el mejor sito del mundo para trabajar teniendo en cuenta la vasta —y basta hasta decir basta— cantidad de personajes neuróticos y sexualmente depravados que se pasean por sus pasadizos, pero sí es el mejor sito del mundo en el que llevar a cabo actividades delictivas. El tío ni se entera. Está todo tan naturalizado ahí dentro que un ejército de enanos plurinacionales con intenciones terroristas pasa totalmente desapercibido. Si supierais la de cosas chulas que me han enseñado os quedaríais acojonados. Llaves de judo mortales. Recetas buenísimas para preparar explosivos caseros de alta calidad. El odio eterno al capitalismo. No sé, pero yo ahora mismo me veo con ánimos de llevar a cabo una matanza estudiantil sin precedentes con material robado de cualquier oficina de la administración municipal. Vale, no. Quizás me haya venido demasiado arriba. Puede que tras tanto tiempo en esta ratonera me haya vuelto un loco sin remedio como Pigmeo, nuestro querido héroe nacional preadoptado. Todo por la unidad ante la lucha contra el estado opresor. Guillotinas y Ak-47. Bombas faciales de ácido y a correr. Vale, otra vez. Debería escribir un informe, así seguro que no se me pasa nada por alto. Como nuestro amado Pigmeo, el mesías de la destrucción. Todo sobre papel, incluso los traumas infantiles o las erecciones mañaneras. La Operación Estrago debe seguir su curso, y sin un recuento minucioso de erecciones mañaneras, podría poner la misión en peligro. Luchadores del mundo, uníos. Sobre todo los que parece que tengáis leucemia pero en realidad es que no habéis desayunado. Es importante que comience vuestro adiestramiento. No todos sobrevivirán, pero habréis dado la vida por saber cuándo un plátano está en condiciones. Desde mi punto de vista, es un trato de lo más razonable.

México. La novela; Pedro Ángel Palou

México. La novela, de Pedro Ángel Palou, es todo un acontecimiento, pues el escritor poblano ha logrado entregarle al lector una nueva forma de hacer novela histórica. Sus protagonistas son ficción, pero ellos conviven con otros tantos que contribuyeron a construir la Historia de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de México. A diferencia de la típica novela histórica, aquí lo que importan son los acontecimientos que han marcado a la CDMX y sus habitantes. El otro toque es la voz narrativa que va evolucionando junto con la ciudad, pero que es, por decirlo de una forma, apersonal; pues es ella —la protagonista— la que va contando lo que pasa en sus entrañas, sus calles, sus edificios. Hay muchas novelas donde la CDMX es escenario de fondo o parte importante de la historia de los personajes, pero esta es la primera novela donde los personajes son el fondo y la ciudad es la protagonista; y aquí está uno de los grandes atinos de esta entrega. México. La novela habla de una ciudad iluminada por su Historia, pero también su tecnología a la que se sobrevive y vive emprendiendo un viaje a sus entrañas, que son las propias (uno es la ciudad y viceversa). Una ciudad que huele a muerte y a vida al mismo tiempo. Una ciudad en la se renace y muere constantemente. Una ciudad que nos permite forjar nuestra propia Historia y ser parte de la suya. Los que la habitan y hemos habitado somos, en esencia, sus cimientos y ruinas.

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