Tuvimos los meñiques salpicados de estrellas.
Tres mil doscientos 85

Tuvimos los meñiques salpicados de estrellas.
No me necesitarás más, pero estaré a tu lado, cuando emprendas una nueva Odisea.
Viaja a los confines de la imaginación,
donde todo puede ocurrir: atardeceres al alba, puestas de sol infinitas y un inmenso mar azul en Madrid.
Nadie me explicó cómo lidiar con tus cenizas¿Se barren y se tiran?¿Se soplan y desaparecen?¿Las guardo y las olvido?No importa lo que pueda hacer con ellas,volarán con el viento en cualquier instante.
Arrancar el nombre, estrujar la mandarina, acariciar el cuerpo, agarrar al pájaro, asumir.
No habrá colina, ni piedra que empujar.
¡Oh Capitán, mi capitán! ¿Qué sería del club de los poetas muertos sin ti?
Mis labios están secos, / no siento más / el recuerdo de los tuyos.
Por: Raúl Fernández Molina. A los díasde encierroLe sobran horas y le faltan más balcones.
Te deseaba como a nadie / Cual Cortázar a Alejandra
¿Y si el futuro no es más que una copia desgastada del pasado?
La cama, mi tumba / El lápiz como arma de testamento.
Transito entre recuerdos y pieles sin nombre
Abro los ojos, las sábanas están empapadas.
Cualquier poesía es la correcta, verdadera / si paseás mientras tallos verdes nacen de tus ojos.
No consigo que estés conmigo las madrugadas de insomnio inducido
Basta con mirarnos a los ojos para darnos cuenta que nos han empezado a caminar los pesares.
¿Sabes? El amanecer está cerca
incluía un par de metáforas confusas, que apenas yo comprendo.
Se marchita con falsas promesas, pero se aferra al invierno y a la primavera.