Foto: Ricardo López Si.

Lecturas de octubre

Conmemoramos el ocaso de octubre con una serie de lecturas que incluyen el colapso de un dictador comunista, un monólogo interior bañado de ironía, relatos que encuentran su origen en lo insospechado, desmitificaciones históricas, sucesiones de imágenes, misiones clandestinas y reflexiones filosóficas en torno a un deporte irracional.

Con la expulsión violenta de un pastor húngaro, Timisoara, la ciudad más occidental de Rumania, fue la semilla de la última gran revolución antitotalitaria en Europa. Por aquellos años convulsos, el corresponsal de un diario mexicano dibujó una ruta secreta desde la Debrecen húngara hasta la frontera con Rumania, para cruzar desde ahí a Oradea y documentar el principio del fin de la dictadura de Nicolae Ceaucescu. Pensando en la misión suicida de Román Albeira, recordaba que hace no mucho le escuché decir a Ramón Lobo que las corresponsalías internacionales en zonas de conflicto obligaban al periodista a convertirse en algo parecido a un espía. El relato novelado funciona como radiografía de la Rumanía tiranizada e idealizada como el último gran reducto comunista que se mantuvo en pie, incluso tras la caída del Muro de Berlín. En aquel entonces había que hacer auténticos malabares para comprender el papel que jugaba el país de Vlad Tepes, Emil Cioran y Nadia Comaneci en la esfera de la geopolítica internacional. Por un lado mantenían esa relación tan contradictora con los rusos, incapaces de domar a Ceuacescu, y por otro camuflaban su repulsión respecto a Occidente como potencial amenaza con miras a una transición democrática. Al final, Albeira, nuestro protagonista, no logró sobrevivir a las fauces de la siniestra Securitate, la policía secreta del régimen, pero nos dejó un apasionante relato sobre el colapso de la dictadura comunista que subyugó a los rumanos durante veintiún años.


Rara es el irónico y trágico monólogo interior de una mujer joven que se halla en medio de una separación o divorcio. La narración transcurre en la casa familiar que debe abandonar tras la separación de su marido, con quien discute constantemente y quien quiere quedarse con su hijo único Ian. Lo que esconde esta novela detrás del humor y cierta simpleza es el dolor en casa objeto que va recogiendo de la casa, el distanciamiento de la protagonista con toda aquella persona que desea ayudar, distanciamiento que no es nuevo, sino que se da desde el momento en que un episodio trunca su vida: la pérdida de un embarazo en estado avanzado, la muerte de un niño, el parto de un muerto. A ello antecedían y siguen varias sesiones in vitro, puesto que el marido, aparentemente intelectual pero desconsiderado y mediocre, no tiene calidad en su esperma y es quien más insiste de los dos en formar una familia: no cualquier familia, una familia numerosa, una familia de postal, con deje burgués y tradicional. Tantas pérdidas, tantos objetos, tanto miedo al amor y tanto miedo a no poder amar son solo algunas de las claves de la “mano rara” (así la llama la protagonista) que es y hace lo que no debe: ser imperfecta tras un accidente con una estufa. Un libro necesario por su sensibilidad, descaro y por en encuadre de miedos de cualquier mujer que desea ser madre y pierde a un hijo. Natalia Zito es brillante en este segundo libro, en el que interroga, entre otros muchos estándares de maternidad idealizada: “¿Qué hay que sentir cuando la vida acaba de cambiar para siempre?”. Editada por Cruz del Sur- Emecé.

En el interior de La memoria de las cosas (Sexto Piso) habitan muchos relatos que encuentran su origen en lo insospechado, en la incertidumbre, en cosas (o espectros, situaciones, lugares o seres) inimaginables. Son relatos que bien podrían ser poemas en prosa, aunque también podrían ser pequeños ensayos personales que reflejan inquietudes de orden, de origen, de procedencia. Asimismo, puede verse como búsqueda, navegación, paseos por distintos reinos [Vegetalia, Mineralia, Animalia, Artificialia], en los que discurren los planteamientos y pensamientos fragmentados que antes describo brevemente. Pasamos de leer y ser participes de las memorias [¿autobiográficas?] de una zorra sobreviviente, a observar de cerca la desfragmentación y descripción de una pera cocodrilo que nos lleva a los anales de (una) historia que parece comunicarnos las características de la escritura, y luego, de pronto, podemos estar inmersos entre cenizas vueltas diamante en alusión a una falsa (o débil) señal de imposible abandono. Es un libro de instantes [de cosas] que de tan nimias o inmensas cobran sentido dentro de una aparente, y quizás absurda, concepción de reconocimiento. Se percibe, como motivo principal o primigenio, el nacimiento de la duda, la contemplación, que, más allá de querer ser aclarada o resuelta, parece tener como objetivo expandirse más conforme se va cimentando. No hay reparo en explosiones e hipérboles, metonimias y personificaciones que, aunque suenen como (solo) un símil de pirotecnia estilística —como un cúmulo de experiencias que sólo están puestas para ornamentar y que fácilmente podría prescindirse de ellas— sin orden aparente, más bien sugieren dimensionar con grandeza y alusiones extrañas para dotar de sentido lo que se (d)escribe. Podemos (no) comprender, entonces, este compendio poético-ensayístico-cuentístico como un viaje que va de la tierra a la luna, uno que podemos especular en silencio, de entre sus alucinaciones de la larga noche en la que viven, donde surge la memoria de las especies.

La ficción nos otorga licencias que serían imposibles de tomar desde el rigor de lo hechos. De hecho, la historia es siempre la voz de quien la narra. Solo ustedes lo saben (Paralelo 21, 2019) es una colección de cuentos donde la autora aprovecha la carta con la que puede contar aquella persona que escribe, y mira a través de la ficción (y otra perspectiva) personajes de nuestra historia, desmitificándolos, haciéndolos vulnerables y sensibles, y dotándolos de pasiones más humanas que los libros de historia jamás admitirán. Cuesly nos lleva a (re)vivir momentos de los protagonistas de siempre, Emiliano Zapata, Victoriano Huerta, Ignacio de la torre y Mier, Víctor Laeton Ochoa, entre otros, despojándolos del manto intachable de la “verdad” histórica y vistiéndolos de carne y hueso.

Tanto la sucesión de imágenes como la construcción lingüística aparecen en el poemario de Mariana como una figura poética que contrasta con la naturaleza industrial de la palabra. Es decir, parece que acá la pluralidad de significados viene a ser el ejemplo claro de aquello que Deleuze denominó como “diferencia en la repetición”. Allí, donde el poema Nuestra Lady Million te acompañe, brillantemente se inserta en un paisaje de voces y perspectivas, reconfigurando así la realidad. No por nada Joyce escribió: “The proteiform graph itself is a polyhedron of scripture”. Una sentencia que cobra validez cada vez que la poesía transforma los modelos lógicos, mediante los cuales enunciamos nuestros propios discursos. Tal y como sucede en Ten un rostro (Ed. La Tinta del Silencio, 2021).

«Una máquina de escribir reventó mi destino. Fue una Hispano-Olivetti […] cuesta creer que un simple objeto mecánico pudiera tener el potencial suficiente como para quebrar el rumbo de una vida y dinamitar en cuatro días todos los planes trazados para sostenerla.» Así inicia El tiempo entre costuras, una historia narrada por Sira Quiroga, quien encarna a una modista que se convierte en espía cuya especialidad es hilar historias, juntar piezas y zurcir hechos durante años para el Servicio Secreto Británico. Agujas, telas y puntadas son la fachada glamurosa de misiones clandestinas, trampas políticas y contratiempos amorosos y personales que Sira va sorteando en su peligrosa aventura con un excéntrico taller de costura, como cuna del espionaje, para recopilar y compartir información sobre los alemanes en la península Ibérica. La novela nos regala algunas memorias históricas de la Guerra Civil Española y después nos adentra a un viaje fascinante cerca de las proximidades del mar Mediterráneo; entre Tetuán, la capital del Protectorado español en Marruecos, Tánger y Lisboa durante la Segunda Guerra Mundial. La escritora española María Dueñas se sirvió excepcionalmente de historiadores, fuentes y archivos oficiales, hemerotecas y recuerdos marroquíes entrañables que fueron desempolvados de su historia familiar para la reconstrucción impecable de escenarios y personajes. Una novela histórica seductora y documentada hasta la última puntada.

Cuando uno se acerca a un libro que gira alrededor del fútbol, generalmente, lo hace pensando en encontrarse con historias que partan desde la emoción y el corazón y no tanto del raciocinio, pues al final lo único que buscamos es ese espejo fanático y cero cuerdo en cual mirarnos, desahogarnos y reflejarnos de pies a cabeza. Sin embargo —a pesar de la enorme figura que protagoniza la portada—, En qué pensamos cuando pensamos en fútbol del filósofo británico Simon Critchley nos acerca, mediante un poderoso ensayo filosófico y catártico, al mejor deporte del mundo desde una perspectiva, si no poco común y sí demasiado próxima a lo que algunos considerarían un cliché, también auténtica. ¿Quién es el hincha o aficionado en este juego?; ¿es realmente una estupidez sentir gusto, fascinación y fanatismo por este deporte?; abordado desde un punto de vista filosófico, ¿el fútbol es realmente una banalidad?; ¿cómo desubjetivizar el fútbol y abandonar nuestra propia mente? Advertencia: no hay respuestas correctas. «El fútbol es una disputa y el objetivo de este libro no consiste en resolverla, sino en describirla y seguir alentándola», alega Critchley, y algo hay de eso.

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