Hace mucho tiempo que no la veo, pero supongo que sigue aquí, recuperando la vida que perdió.

Hace mucho tiempo que no la veo, pero supongo que sigue aquí, recuperando la vida que perdió.
Tras la muerte de mi abuelita, mi mamá y yo nos quedamos al frente de Lerendipia. Cargados de una nostalgia lapidaria, los primeros días, quizás meses, fueron muy complicados. No sabíamos cómo lidiar con su ausencia, a pesar de que su esencia estaba impregnada en cada espacio del anticuario y de la casa. Decía Cortázar […]
Conviertes el tiempo en cristal…
No sólo narra situaciones de mujeres oprimidas, también nos brinda la posibilidad de reconocerlas en espacios intelectuales y de poder.
Tengo entre mis manos el único invento con el que desafío al tiempo.
Desde niña, cuando estaba en Lerendipia sentía que me acompañaban todas las historias y todos los personajes que tanto mi abuelita como yo nos inventábamos. Cuando me sentía sola o sentía miedo, traía a mi realidad todo lo que habitaba en mi imaginación. Hacía una fiesta con los objetos, las cosas más grandes cobraban vida. El Rosenkranz, […]
No puedo ver tu boca, pero sé que estás sonriendo, igual que yo. Lo sé por tus ojos
Canto y bailo con el maniquí de madera que lleva puesto tu sombrero y tu saco de cachemir.
¡Me rindo, vida! Te devuelvo tu feracidad.
Dicen que coleccionaba objetos, pero mis recuerdos ya están secos.
Te escribo esta carta ahora, que todavía no se van del todo los recuerdos de mi cabeza.
Mi abuela se convirtió en una de los pioneras en vender antigüedades en el famoso barrio de los sapos, ubicado en el corazón del centro de Puebla.
Amanecí contemplando melancólicamente mi realidad y recordé dónde nació mi anhelo por conocer Turquía: un fortuito encuentro literario
Zita era una muchacha atractiva, de tez morena, alta, con piernas largas y torneadas, cabello negro rizado y ojos rasgados.
Me bastó una lágrima desde el principio de tus ojos para saber que tu tormenta me inundaría.
Zita era una exploradora y, aunque nunca tenía claro lo que buscaba, siempre estaba a la expectativa de un gran hallazgo.
¡Oh Capitán, mi capitán! ¿Qué sería del club de los poetas muertos sin ti?
La escritora inglesa cuestiona las desventajas de ser mujer en una sociedad opresora, dominada por los hombres, la religión y la moralidad.
Abro los ojos, las sábanas están empapadas.
Te ves hermosa y radiante, llevas un jardín en tu cabeza y quisiera que hoy todas las flores te vieran.