De los otros que el único techo que tienen es el cielo sumergido en estrellas.
Un poema que hable de ellos

De los otros que el único techo que tienen es el cielo sumergido en estrellas.
Más absurda, que aquella duda, que bailaba por tu mente.
Que no daría yo, por beberme a tragos, la absenta de tu dolor.
No me duelen los gritos, las retenciones, los empujones, las agresiones.
Entonces se dio cuenta: había perdido la piel.
Reír contigo, deslumbrarme contigo, cegarme con tu lucidez, estremecerme con tu mirada.
Yo no quiero que el miedo me denigre…
Tus palabras ya ausentes, me regresan vigor.
Las lágrimas dejaron de brotar…
Entonces asoma la crueldad que no le pertenece al poeta, sino al mismo lenguaje.
Conviertes el tiempo en cristal…
No es posible huir…
Abro los ojos, hace siglos que no estás.
Sólo una piedra basáltica ahogada en hielo.
Queda la oscuridad sin cuerpo, que siempre arrastra la despedida.
Compras una nueva vida, la del desconocido.
Por: Ximena Gil. ¿Cómo vive el poeta?Irá en bicicletaDándole vueltasAl planeta,Pintando letras“Contentas”Con una tormenta hambrientaNunca resuelta…Pero que complementa Su esencia.
Ese frío invierno día a día se convierte en verano.
Rumor del pasado.
Un espesor de antaño, resbala por mi garganta.