Lecturas de mayo (III)

Alejandro Zambra, Margarita García Robayo, Woody Allen, Manuel Jabois y Lucía Taboada abanderan la compilación de lecturas del mes propuestas por la redacción purgante.

Literatura infantil; Alejandro Zambra

En Literatura infantil, Alejandro Zambra nos regala una visión tierna, pausada y singular de la paternidad. Una mirada masculina y poética sobre el amor a un hijo. Nos pasea por la vida y el universo de un padre primerizo enamorado que también es un hijo, un amigo, un esposo. Los primeros compases del libro generan una sensación de que solo serán entradas cortas del diario de un padre, recordando ligeramente a Prosas Apátridas, de Julio Ramón Ribeyro. Pero luego de unas páginas empiezan a convivir diferentes historias desternillantes y cautivadoras: un chico que rechaza un viaje a Nueva York por no querer cortarse el pelo, un relato lisérgico, un padre que ama la pesca y un hijo que la detesta, un hijo que escribe una historia que un padre no desea leer. ¿Cuánto escribimos de nuestros padres sin querer escribir de nuestros padres? Al final ellos son las raíces y nuestros hijos las flores que cubren todas las esperanzas y esfuerzos de intentar ser mejores. «Leer es escribir secretos, pero también contarse secretos a uno mismo», reflexiona en el último relato dedicado a su hijo. Abordándolo todo desde una perspectiva de amor condicional, Zambra le muestra a un niño un mundo perfecto, lleno de libros, en el que no existe la televisión y en el que la Coca-Cola es solo un medicamento.

Primera persona; Margarita García Robayo

Margarita García Robayo no solo ha encontrado en el conflicto inexorable entre identidad y pertenencia un territorio fértil para la escritura, sino también para la autoexploración. Por ello no sorprende que Mariana Enríquez advierta en la prosista colombiana a la mejor escritora de su generación a la hora de abordar la intimidad. Primera persona, su libro más testimonial, surgió de lo que para muchos otros autores podría ser interpretado como una condena: los textos por consigna. Aun cuando éstos fueron concebidos como piezas unitarias, sin la pretensión de convertirse en algo coral, resultaron estar estrechamente vinculados por la necesidad de incomodar, seducir, conmover y, fundamentalmente, de subvertir. Ese afán de subversión se vuelve tangible a partir de la idea de adscribirse sin vergüenza ni pudor alguno a la primera persona y, por consecuencia, de desechar deliberadamente la posibilidad de coquetear con la solemnidad y la supuesta objetividad de la no ficción. Por tanto, la voz rebelde, insatisfecha y contestataria que propone no es más que la transparencia del acto de intervenir y de esculpir la realidad. De manera que después de leer a García Robayo en su faceta autoficcional se constata que el mar dista de ser amable y apacible, que convertirse en especialista en mudanzas obliga a leer los libros y soltarlos, que en reuniones con académicos el “no sé” se penaliza más que el “no estoy seguro” y que ser mujer significa, entre otras muchas cosas, nacer con una historia de marginalidad incorporada. 

Operación al cuerpo enfermo; Sergio Loo

Dice Isabel Zapata que “hablar de Sergio Loo es hablar del cuerpo: del suyo, del nuestro, del cuerpo del lenguaje.” El cuerpo, aquí, como un todo, como la posibilidad principal de la escritura: la de su obra –la cual tiene sus fronteras más bien difusas entre la poesía y la narrativa por el manejo especializado del lenguaje, movimiento y ritmo– y probablemente toda la demás escritura posible. Esto último más bien pensado después de leer las vastas posibilidades de Loo en sus versos novelados, en esta novela llena de versos, y voces. Voces llenas de música y humor, tan característico de él en todo momento, en detalles que incluso impulsan de cierta forma las posibilidades propias del entorno, de esa lengua que domina los instintos. El humor, aquí, como vehículo para encontrarnos con el dolor, con la muerte, con el final. Todo eso a lo que no estamos acostumbrados, lo que no es desconocido. Su literatura como máquina de entendimiento, materia filtrada para más sencilla digestión. (¿Pero estar enfermo no es la reiteración de estar vivo, doblemente vivo?) A Loo le importaron siempre sus lectores, respetaba eso sin chistar porque él lo era por sobre todas las cosas. Acaso muestra esto de su madurez tan pronta como poeta que quiso devenir novelista. Todo esto no era pues una ornamenta de su imagen pública, sino todo lo que alguien debería ser por mandato universal. Es, sin más, Operación al cuerpo enfermo, –que es una de las mejores obras de la literatura mexicana del siglo XXI–, ese libro inmenso donde Sergio Loo (Ciudad de México, 1982- 2014) condensa con brillantez todo lo que le compone, genuinamente, como alguien que tuvo que atravesar todo lo que otras podemos solo imaginarnos. Nuevamente, la literatura como experiencia, grito irreversible de verdad y sueño.

Gravedad cero; Woody Allen

Tuvieron que pasar 16 años para que Woody Allen regresara a las letras con un nuevo libro de relatos cortos. Cómo acabar de una vez por todas con la cultura (1971), Sin plumas (1975), Efectos secundarios (1980) y Pura anarquía (2007) son los antecedentes literarios del flamante Gravedad cero (2022), una serie de 19 cuentos, de los cuales ocho aparecieron previamente en la sofisticada publicación The New Yorker, y 11 fueron escritos especialmente para esta edición. Se trata del humor de Woody Allen en pura ebullición. Todo lo que el lector puede esperar del ocurrente e intelectual humor del autor neoyorkino, quien no ha perdido ni un poco la puntería en su divertida (y pesimista) visión de la existencia. Un crew de filmación que destruye la casa de un coleccionista, vacas con instintos psicópatas, las complejidades de los bienes raíces en New York, comediantes mediocres que entretienen gallinas, almohadas capaces de conseguir la paz mundial y seres humanos que reencarnan en langostas que se sirven en restaurantes del Upper East Side, son apenas algunas de las excéntricas tramas que Allen despliega a todo galope, salpicando su prosa con múltiples referencias al arte y la cultura pop. Entre el surrealismo y la sexualidad hilarante, entornos dignos de Kafka y situaciones tan exageradas que provocan carcajadas súbitas, Woody Allen arrasa igual con la industria del cine, los críticos y la política; lo mismo satiriza a Miley Cirrus que se burla de los autos inteligentes que sufren dudas existenciales; describe porrazos en la cabeza que crean eruditos y caballos que pintan lienzos al estilo de Joan Miró. La editora de The New Yorker, Daphne Merkin, apunta atinadamente en el prólogo: “No es fácil ser gracioso”. Pero la pluma de Allen desdobla una literatura divertida y ágil, que innegablemente se siente cinematográfica. Atención al último relato Crecer en Manhattan, más extenso, cercano a la novela corta, que bien podría ser el esbozo de una nueva película del director. Las palabras que utiliza para describir ese Manhattan que tanto ama, con sus atardeceres y el verde encendido de Central Park, erizarán la piel del lector.

El atuendo de los libros; Jhumpa Lahiri

Desde el prólogo escrito por Carla Faesler nos damos cuenta que estamos frente a un libro excepcional. No solamente porque representa un vehículo de interpretación en torno a un aspecto fundamental de la  edición, sino también porque, desde los recuerdos infantiles que guarda Jhumpa Lahiri sobre Calcuta, viajamos a través de la importancia que implica para ella la expresión visual de sus palabras. Y, sobre todo, cómo dicha expresión visual encuentra su primer punto de contacto en El atuendo de los libros (Gris Tormenta, 2022). De ahí que Lahiri nos cuente, entre otras cosas, la colaboración que existió entre Virginia Woolf y su hermana Vanessa Bell, la cual dió luz a esa serie de hermosas cubiertas publicadas bajo el sello editorial de Hoghart Press. Sin duda, la verdad es el proceso de lo verdadero, como afirma Deleuze. Ya que voltear a ver el desarrollo que implica la publicación de un libro es, también, admirar cada uno de los detalles que lo componen, casi como si fueran mandalas.

Miss Marte; Manuel Jabois

Miss Marte, según Manuel Jabois, era un título más apropiado y romántico que Porno emocional de mujeres con trastorno límite de la personalidad. Aclarado esto, estamos ante un libro que toma el trilladísimo estereotipo de “Pixie Girl” para sentar cátedra sobre la vida en los pueblos, la ambivalencia de la verdad y la mentira, la efervescencia de las amistades durante la adolescencia y el periodismo de investigación riguroso, con toques de realismo mágico casi como condimento. Un estilo tan peculiar como exquisito con citas y diálogos memorables que se vuelve imposible no subrayar. El gallego Jabois confirma que merece la pena leer libros aun cuando el argumento es tan trillado y los personajes tan maniqueos; o peor, acaso cuando él mismo no es consciente de todo ello. Un libro, pese a lo referido, tan detallado como ambiguo. Con un final tan previsible como hermoso.

Como siempre lo de siempre; Lucía Taboada

La memoria emocional es caprichosa. Almacenada en la amígdala del lóbulo temporal del cerebro, no solo modifica la fuerza y ​​el contenido emocional de los recuerdos, también juega un papel clave en la formación de nuevos recuerdos. El peligro radica cuando los sucesos que ahí se guardan son generados por once uniformados de pantaloncillo corto y que juegan en un rectángulo verde. Estos pueden crear un vínculo inexplicable con el sujeto en cuestión, todo analizado a la luz de la razón. Para Lucía Taboada (Vigo, 1986), dichos vínculos han sobrepasado la capacidad de almacenamiento de la amígdala y todo el exceso de emociones se han ido a depositar en el centro del tórax: su corazón. Como siempre lo de siempre es un relato que pudiera tener su línea argumental configurada en un electrocardiograma. La colección Hooligans Ilustrados, editada por los Libros KO, no deja de estar conformada por documentos escritos (y descritos) a manera confesión, en donde los culpables no solo aceptan su responsabilidad, sino que la ensalzan. Y Lucía, dicho sea de paso, lo hace de forma magistral. La autora nos traslada al noroeste de la península ibérica, su tierra y la ­de su amado club de fútbol, el Celta de Vigo, a través de los ojos del corazón -esos que normalmente nos encarrilan a la perdición- y en la voz de una narrativa entrañable. Precisamente ahí nace un hilo que despunta a través de la memoria y nos llena de razones para entender aún menos por qué amamos tanto este deporte que nos proporciona alegrías ocasionales que permanecen para siempre.

The last chapter; Leila Abouzeid

Abouzeid, autora marroquí contemporánea, nos presenta en su obra de tintes autobiográficos una mirada hacia el mundo musulmán de Marruecos. Nos lleva por distintas anécdotas, recuerdos y travesías que enfrenta durante diferentes etapas de su vida. La lucha entre el pensamiento occidental e islámico, los valores tradicionales, la corrupción e incluso la brujería son temas presentes en esta novela. Durante la época imperialista en Marruecos, el acceso a la educación, particularmente para las mujeres, estuvo nublado durante muchas generaciones. En definitiva, marcada por vivencias propias y familiares, la autora revela las ambigüedades y contradicciones que se viven en el día a día para las mujeres en Marruecos como tema central. Mirando en perspectiva, algunos relatos no son tan ajenos a la situación de las mujeres en el mundo. Abouzeid señala, por ejemplo, que desde muy temprana edad descubre la competencia y los calificativos sembrados entre niñas con afán de empañarse unas a otras para sobresalir. ¿Nos suena?

El esoterismo como principio y como vía; Frithjof Schoun

El suizo Schuon es, probablemente, uno de los expertos más importantes a nivel mundial de la Sophia Perennis. Y este libro es una excelente guía para comprender a gran escala lo que es el esoterismo. Schuon se convierte en una especie de Virgilio que nos da un amplio recorrido por el mundo esotérico desde la perspectiva y las práctica de diversas religiones, tanto de Oriente como de Occidente. Por ello existen argumentos para pesar que esta obra le levantará el velo al lector, para hacerlo comprender la doctrina metafísica y la dimensión espiritual y moral del esoterismo; incluso recurriendo al arte y la estética para dar más luz sobre este mundo que para algunos puede resultar oscuro, cuando en verdad es luminoso. Sin duda este libro es una gran puerta para iniciarse en el estudio y comprensión del esoterismo, ya que va de lo general a lo particular y aborda la comprensión del fenómeno desde la espiritualidad, la sexualidad, la naturaleza, la existencia humana y el arte.

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