Siempre aseguré que las personas estaban hechas de sangre, músculos y huesos, también de alguno que otro órgano funcionando a ciertos porcentajes por desgaste de uso —como si pudiéramos apagarlos cuando estos se sobrecalientan—, pero ahora sé que estamos estructurados de las peores sustancias nocivas, ya que he encontrado una nueva manera de derrumbarme a […]
Ilícita primavera
