Lecturas de noviembre

Se avecina el epílogo de un año que parece una distopía. Noviembre, como todos los meses del 2020, se marcha indiferente, aunque dejándonos varias lecturas que amenazan con ocupar un sitio privilegiado en nuestro particular universo mitológico.

El equipo de redacción de purgante presenta a continuación algunos libros que, dadas las circunstancias y la vigencia incierta del encierro, aspiran a convertirse en objetos balsámicos o, cuando menos, terapéuticos.

Poeta chileno; Alejandro Zambra.

Por Demian García.

Cuando me siento distante, vuelvo acá, al Poeta chileno, de Alejandro Zambra. Noviembre ha sido propiamente un mes inquieto, ambulatorio, hijo de otros tiempos que no conocemos. Historia de familia, de poetas, de coincidencias y de amor. Incondicional de sus encuentros. Una lectura entrañable. Las tres últimas páginas describen la vida como nada ni nadie. Sean todos hijos lejanos de Chile y sus letras.

El extranjero; Albert Camus.

Por Janiela Cid.

Prefiero varios libros pequeños que son grandes por dentro, esos que te enseñan que se puede lograr escribir una obra maestra en 161 páginas y letra grande. «Una novela sobre el destino con el poder de librarnos de él», refiere Libero, el protagonista de Actos obscenos en lugar privado, de Marco Missiroli. A lo largo de esta historia, nombran al escritor de El extranjero con tanta devoción que sentí que era una señal para adentrarme en el –absurdo– mundo de Mersault. «Hoy ha muerto mamá. O tal fue ayer. No lo sé», son las primeras palabras con las que te encuentras y jamás te sueltan.

Cured; Lol Tolhurst.

Por Andrés Araujo.

Las memorias de Lol Tolhurst, baterista fundador de The Cure, fungen como recuento de lo que fue la primera época de una banda ahogada en éxitos. Liderados por Robert Smith y bajo el discurso de que ya era momento de dar voz a la contracultura, The Cure se erige como una banda que dota de sentido a la década de los ochenta, y genera, a su vez, un tsunami de nuevas bandas ávidas de hallar una voz propia.

Fin de temporada; Ignacio Martínez de Pisón.

Por Ania Otaola.

Fin de temporada es un relato sobre la fuerza de la nostalgia y el peso de la memoria, esa carga inmaterial que arrastramos como una herida abierta. En el pasado dos adolescente -Juan y Rosa- no pudieron construir un futuro juntos debido a la trágica muerte de Juan en un accidente automovilístico, camino a una clínica clandestina en Portugal. Hoy, Rosa, una madre atada por convicción al recuerdo de Juan, se sostiene sobre ella misma, y sobre el hijo de ambos, Ivan. La novela narra con exquisitez la complejidad de las relaciones humanas y la batalla emocional no resuelta que heredamos de nuestros progenitores.

Desierto Sonoro; Valeria Luiselli.

Por Andrés Piña.

Desierto Sonoro es un viaje, pero también una familia a punto de separarse. Justo allí, donde aparecen un sinfín de referencias literarias y musicales, que van desde Susan Sontag hasta Jack Kerouac, pasando por Elvis Presley y Gerónimo. Conformando así un escenario mediante el cual emerge la voz de los niños migrantes, denunciando un dolor cuyo testimonio confronta al “establishment”. No hay duda, Valeria Luiselli ha escrito una novela elemental, en la que todos somos extranjeros unidos por el desgarramiento y el abandono. Aquí, la nostalgia se convierte en resistencia.

Amor líquido; Zygmunt Bauman.

Por Josefina Zícaro.

Un excelente ensayo que habla de forma muy estudiada del neoliberalismo y el miedo a establecer vínculos afectivos, de solidaridad o de simple amor por el prójimo en una sociedad que se cree virtual e individualista, para nada comunitaria. El amor al prójimo, fundamento de la civilización, distorsionado hasta el temor a los extraños. Proyectos ideológicos que buscan deshumanizar a los refugiados, marginados y pobres. Una distopía real.

Examen extraordinario; Juan Villoro.

Por Juan Pablo Martínez-Cajiga.

Cualquier compilación lleva un riesgo: el de dejar fuera algún título o incluir algún otro que no “lo merecía”. Pasa en la música, pasa en el cine y por qué no, también sucede en la literatura. Examen extraordinario, una co-producción de CFE y Almadía, llevó los greatest hits de cuentos de Juan Villoro a un solo volumen. Historias de diferente metraje y registro, pero con el sello de la voz característica del escritor. Buena selección de títulos para esta antología.

El castillo de cristal; Jeannette Walls

Por Diana Lerendidi.

El castillo de cristal es la estremecedora historia familiar de Jeannette Walls, periodista y escritora estadounidense. Jeannette logra llevarnos al viaje de su vida a través de muchas estadías pasajeras y disfuncionales en compañía de sus padres y hermanos, en dónde los accidentes, el alcoholismo, la pobreza y los abusos se convierten en los protagonistas de su gran aventura. Una historia excepcional de una familia que sufre y sobrevive, que destruye y construye, pero que vive y ama libremente.

Frédéric Beigbeder; 13,99 euros.

Por David Muñoz.

Una alocada protesta en contra del sistema capitalista, que nos deshumaniza a base de anuncios engañosos. Drogas, putas y una dosis de realidad que te pega en los morros cual puñetazo de Oscar de la Olla. Frédéric Beigbeder consigue plasmar el doble rasero de las agencias publicitarias al más puro estilo de Bret Easton Ellis y su American Psycho.

Mi verdadera historia; Juan José Millás.

Por Miguel Caballero.

Adentrarse en el mundo de Juan José Millas es como hacerlo en un laberinto; una casa de espejos donde el romance, el dolor, la alegría, el humor y el drama, la vida misma, nos sumergen en otra realidad de la que no quedan ganas de salir. Mi verdadera historia no es la excepción. Un adolescente obsesionado con agradar a su padre y que, de la noche a la mañana, queda atrapado en una culpa que sólo encuentra escape en la lectura y en el amor, que, casi siempre, son lo mismo.

El sentido de un final; Julian Barnes.

Por Ricardo López Si.

Si se aborda con cierto candor, El sentido de un final, de Julian Barnes, podría parecerse mucho a Cuatro Amigos, de David Trueba. El hecho es que Barnes, a diferencia de Trueba, busca tejer una novela mucho más ambiciosa en términos existencialistas. Como evidencia de ello, la demoledora frase de Albert Camus que reverbera a lo largo de la historia: el suicidio es la única cuestión realmente filosófica.

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