III. En nombre de la violencia, uníos Después de tres cervezas y un porro a pachas, volvíamos a estar pletóricos. Orlando, completamente focalizada, lideró la expedición hacia un local con cierta disposición de servicio. Al final, las indicaciones de aquel patán semicalvo habían resultado ser de lo más útiles. Estábamos tumbados en la entrada del […]
A golpes de testosterona (III)




















