Vargas Llosa era un escritor total: creador de ficción, académico, periodista, dramaturgo e, incluso y con bastante desatino, político.
BOOM: se acabó


Vargas Llosa era un escritor total: creador de ficción, académico, periodista, dramaturgo e, incluso y con bastante desatino, político.

Un día no nos recogieron de clasessospechamos sus muertesy seguimos jugando con las rodillas raspadasun cielo sin novedadesen la escuela sucia. A algunos no volvieron a buscarlossin mirada que los reclamaravarados, en limpio abandonoaprendieron a ser libres Libres para borrarse solosy que su sombra rehechase volviera culpa útilde la mentira que repiten los que sí volvieron.

La misma mañana que se lo oí decir, agarré el primer libro que vi y me puse a leer.

¿Por qué, entonces, los Pretenders no llegan a verse como el proyecto solista de Chrissie Hynde? Ella supo, desde el Learning to Crawl, que repetir -o aspirar a repetir- el sonido de los Pretenders originales era una batalla perdida.

La huelga convocada en 1984 por el sindicato National Union of Mineworkers cambiaría las aspiraciones de un equipo que acabaría por hundirse en el subsuelo del fútbol regional inglés.

Desde el balcón los vi dejarse vi como se dieron un último beso y las lágrimas en sus rostros, que anticipaban la nostalgia de quienes saben que nunca volverán a tocarse […]

¿Debemos confiar, entonces, en que Foreigner es en realidad un producto mental de Mick Jones? ¿Debemos confiar en la alineación actual, curada por él, a sabiendas de que fue también él quien construyó ladrillo a ladrillo a la banda que se mitificó en los ochentas? ¿O ahora Foreigner es únicamente el cúmulo de rolas que compusieron en su momento y no importa demasiado quién las interprete?

Como si en cada pliegue, en cada latido, en cada deseo, hubiera una huella divina. Una promesa. Un lenguaje. Una ofrenda.

Si bien el fin de mi viaje no tuvo un desenlace tan apasionado como el de Julia Roberts y Javier Bardem en aquella película taquillera, sí me regaló una eterna gratitud por aquel santuario. Que, en cierta forma, se sintió como lo mismo.

Rowling no es solo una celebridad con opiniones deplorables; es una pieza clave en una maquinaria política mucho más grande. Su influencia ha ayudado a normalizar discursos que antes solo circulaban en foros de extrema derecha.

La maestría de Herzog está en poner los ojos en la médula de una historia tan impresionante como entrañable, que resalta el espíritu de honor y responsabilidad de la cultura oriental, llevados hasta sus últimas consecuencias.

Y la noche permaneció inerte, resguardando el amor que nos dimos

Aquí no hay dictadores sombríos, ni guerras apocalípticas, ni laberintos narrativos que requieran un mapa y una linterna. Aquí lo que hay es un Marito adolescente, con el corazón en llamas, un bigote recién estrenado y los pantalones demasiado ajustados, que se enamora perdidamente de su tía política, Julia.

Sus referencias delataron un ojo exigente: admiró el Nazarín de Buñuel (por su retrato ambiguo de la santidad), el Ordet de Dreyer (fe y milagros en blanco y negro) y hasta La gran ilusión de Renoir (humanismo en tiempos de guerra).

Más cercano a los fundamentalismos que a las parábolas; más conectado y más desolado; más sofisticado y más artificial; más global y más marginal; más liquido y más fugaz.

Hacedero de escenas, el artista de La fiesta del chivo tuvo la gran virtud de los grandes narradores: urdir lo asequible desde lo impenetrable.

En un panorama audiovisual semi saturado por el espectáculo vacío, Dying for Sex es un milagro: una serie para adultos pensantes, con humor, corazón y una protagonista que eleva el material a categoría de arte.

La ciudad se dibuja en tu cuerpo es una isla una primavera en Coyoacán

El sueño que solía visitarme tenía que ver con un olor, un aroma que solo percibí unos segundos.

Aunque el característico sonido de alientos se mantiene presente, el uso de instrumentos como el clavicordio, el clarinete o la mandolina se identifican desde el primer sencillo de la producción, “Besties”.