No hay una fórmula que indique las palabras justas para empezar a describir algo que te cambió profundamente la vida.

No hay una fórmula que indique las palabras justas para empezar a describir algo que te cambió profundamente la vida.
Somos todos imágenes, índices en bases de datos, una huella de voz, conversaciones que enviamos a satélites.
Una película o una serie no son divulgación; aunque puedan contener elementos divulgativos, son esencialmente entretenimiento.
Pensando, me percato que el lugar que habito, ese cuarto inmaculado, tiene sólo una puerta, que funge como entrada y salida al mismo tiempo. Por ahora, resulta imposible salir.
La filología consiste en la fijación exacta, el establecimiento definitivo y la transmisión verídica de un texto mediante el seguimiento del stemma codicum y la elaboración del aparato crítico.
Los romanos utilizaban la arcilla para hacer las primeras inscripciones; China diseñó el primer sistema de imprenta, utilizando papel de arroz.
Huyendo, corriendo, yendo tras de alguien o algo, tenemos más probabilidades de encontrarnos.
En una lógica similar a la que imaginara Borges con la biblioteca de Alejandría, todo editor es un deudor de Los Editores.
Nuestro ego ha sido el más lastimado, por esos viajes arruinados, esos conciertos perdidos, esas salidas desbocadas, presumiendo lo increíble que la estamos pasando. ¿En qué nos convertimos sin todo eso?
Las sábanas en guerra, sed, un jadeo, la piel erizada, la seda empapada, una fuente que emana saliva.
Avanzaba sintiendo la necesidad extrema de llegar a alguna parte. De tocar suelo firme. Porque nunca el silencio había sido algo tan aterrador.
La escritora y guionista Susan Sontag confronta con lucidez a la prensa sensacionalista en un ensayo tan fantástico como doloroso.
El autor de Bola de Sebo y El horla intentó abrirse la garganta con un cortaplumas de metal. Esto me inspiró a buscar y traducir, en sus poco más de 300 contes y nouvelles, algunos que trataran temas escabrosos y atractivos
Vino y me dejó los restos que alguna vez había limpiado.
He vivido y empatizado con el sufrimiento ajeno, y me he llevado a casa los últimos suspiros de algunos pacientes mientras lágrimas de impotencia humedecían mi rostro.
Por dentro estoy gritando, estoy ardiendo, quisiera quemarlo todo. La amenaza ya no es imaginaria, es real.
No se puede mentir a los que no nos importan si no somos incapaces de mentir a los que sí importan.
Tomé el cuchillo que había en la mesa con el que corté la naranja y comencé a atacar al primero. Todo estaba tan oscuro, y todos se movían tan rápido que solo recuerdo algunos flashes del suceso. Los gritos, la sensación de la sangre tibia en mis manos, el placer de insertarlos.
Tercera Regional es puro territorio comanche. Una vez te metes dentro no vuelves a salir. El modo de vida, los personajes que se juntan y el politiqueo de entre vestidores es lo más parecido al jaco.
Parón obligatorio. No hay balón. Seguirán en pie, vetustos, los estadios; el escudo soporta vendavales, la televisión continua encendida y la camiseta se muestra, orgullosa, en casa.