Ucronía
Quise que durara por siempre, pero verla bailar, su cabello largo, su vestido, era ver una cortina que se movía con el viento.
Quise que durara por siempre, pero verla bailar, su cabello largo, su vestido, era ver una cortina que se movía con el viento.
Víctima de los placeres inmediatos Inconsciente,Prisionera de tu propia imprudencia Lamentas el aislamientocomo si supieras volar¡No
Lo bueno es que han vuelto mis ganas de vivir. No las trajo él, ni nadie; las cargo yo. Quizás las trajo la primavera o quizás el sol.
¿Cómo evitar sentirnos egoístas por pensar más en nosotros mismos, y no estar, como según dicen, pensando en una posible solución colectiva?
¿Cómo no tener horror? ¿Cómo no aferrarse a la cotidianeidad del ayer?
Veneno a pequeñas dosis, que no se revelará jamás hasta la dosis final.
El mundo no solo va de nosotros, encumbrados en el privilegio de lo predicho, lo orquestado, lo inamovible. Están los otros, los de afuera, los que no nos tocan.
Hoy recuerdo a los muertos de mi casa, diría Paz; hoy recuerdo y leo sus poemas, digo con humildad y devoción, porque en estos tiempos de sombra y paradojas negras, leer a nuestro gran Octavio Paz es ver en la noche más oscura del alma no sólo su morada caligrafía pasional, también vemos una luz suave, sutil, potente; un destello llamado ilusión, fervor, esperanza.
De vez en cuando, es entretenido idealizar ciertas cosas, es como volver a la infancia y abrazar la torpe y adorable ingenuidad del niño que construye y dibuja castillos en la oscuridad de lo desconocido.
Me encantaban esas charlas en las que las horas no pasaban, sólo el café entre las tazas. Y ahí, en medio de los olores y sabores de mi hogar, aprendí a ver el mundo desde los ojos de alguien más.
El día ha amanecido nublado y las nubes lo cubren todo de un gris blanquecino que me molesta en los ojos. ¿Qué ves desde tu ventana, querida abuela?
Me resulta una pequeña virtud lograr olvidarme de todos los nombres, palabras y fechas, y al mismo tiempo ser capaz de poseer todo un vocabulario propio de sensaciones.
Caminé diez minutos hacia el metro, sin un alma alrededor y con las calles medianamente iluminadas. Qué suerte, al menos aquí sí hay luz. En Tepito nomás hay de dos: estar a las vivas o estar a las vivas.
4:27, abro la ventana y prendo un cigarrillo, el olor se parece más a un cartucho recién cortado y utilizado. Esta vida ya se trata de supervivencia y no de vivir.
Te quedaste con mi aroma doblado en tu cajón, también con nuestra alacena de recuerdos, escondiste
Como referente del desplazamiento social en el que se han visto inmersas las mujeres a lo largo de la historia, he decidido usar la comedia de Aristófanes.
Nostalgia inexorable viene; y se detiene el tiempo un instante; y ese gusto tuyo, nuestro, se convierte en esa nueva memoria, en una nueva marca en tu piel blanca que al volver de allá se encuentra enrojecida por el sol.
Resulta una experiencia surreal transitar por la paranoia, el miedo y la desesperación portuguesa ante el coronavirus mientras mis redes sociales, con mayoría de voces mexicanas, ríen a rienda suelta.
Hoy soy fuego y vida, hoy soy mar y furia, hoy soy calma y desdicha, hoy soy libre, sin tapujos y sin etiquetas.